Cuando se cumple poco más de un año de su muerte, la revista cultural TURIA ha querido rendir homenaje a un escritor esencial y con personalidad propia en el panorama de las letras españolas de las últimas décadas. Fue José Jiménez Lozano un Premio Cervantes sin carnet, un escritor ético con inequívocas y arraigadas convicciones, que siempre buscó la libertad y que mantuvo que la literatura es levantar la vida con palabras. De ahí que no le gustase la palabra escritor, que sentía demasiado cargada de orgullos personalistas y que prefiriera denominarse escribidor.

 

Según Guadalupe Arbona, coordinadora junto a Enrique Andrés Ruiz del atractivo monográfico que TURIA le dedica, la obra de Jiménez Lozano testimonia y da la medida de una mirada única en nuestra literatura. La de un autor que muestra “la alegría porque las cosas sean y la compasión por los dolores del mundo” y que siempre comprendió que “de la conversación sobre lo que se ve y se escucha se llega al juicio y a la escritura”. 

 

A través de un cuidado dossier que contiene 150 páginas de textos inéditos, TURIA contribuye a fomentar la lectura de la obra de José Jiménez Lozano   (Langa, Ávila, 1930 - Valladolid, 2020).  Para  conseguirlo,  además  de publicar diversos trabajos originales  que analizan las claves de su labor intelectual y sus libros principales, la revista ofrece un fragmento de una amplia y muy reveladora entrevista inédita que tiene carácter póstumo por cuanto es fruto de las conversaciones mantenidas entre 2016 y 2018 con el periodista cultural Fernando del Val. En ella se habla del mundo de ayer desde el mundo de hoy y Jiménez Lozano muestra sus opiniones con claridad y contundencia. Así, por ejemplo, reconoce que “la posteridad es peor que la actualidad” o que “hay que aceptar con agrado, si es posible, la diferencia”.

 

Por otra parte, el monográfico de TURIA sobre José Jiménez Lozano se integra en un sumario de cerca de 500 páginas del que participan varios de los mejores autores de distintas generaciones, castellano-leoneses y/o radicados en Castilla y León. Así, un total de treinta y dos escritores vinculados a esta Comunidad Autónoma se distribuyen por las secciones de narrativa, poesía, entrevistas y crítica literaria de la revista. Su presencia permite obtener una panorámica representativa de la literatura que se escribe actualmente en Castilla y León.

 

 

TURIA es una revista de periodicidad cuatrimestral que tiene una edición en papel y otra  digital (web y Facebook). Con casi 40 años de trayectoria, está publicada por el Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación de Teruel, el Ayuntamiento de Teruel y el Gobierno de Aragón. Este número dedicado a José Jiménez Lozano sido posible gracias al apoyo de la Junta de Castilla y León. En reconocimiento a su labor, el Gobierno de España le concedió el Premio Nacional al Fomento de la Lectura.

 

UN SUMARIO REPLETO DE TEXTOS INÉDITOS Y AUTORES DE INTERÉS

 

Además del atractivo y completo monográfico dedicado a José Jiménez Lozano, el nuevo número de TURIA brinda un sumario repleto de lecturas y autores de interés.  Así,  las páginas de la revista se enriquecen  con  textos  originales  de  importantes  autores  internacionales. Entre ellos, citar una primicia en español: el anticipo del libro de Claudio Magris, premio Príncipe de Asturias y uno de los grandes intelectuales europeos actuales. Bajo el título de “Tiempo curvo en Krems”, este volumen reúne cinco relatos conectados sutilmente por algunos temas compartidos: la vejez, la evocación del pasado, el tiempo que adquiere una dimensión no lineal y una sensación de desplazamiento, de extrañamiento que de un modo u otro acompaña a los personajes.

 

Otros protagonistas de la nueva entrega de TURIA son autores como Carmen Laforet, Francisco Umbral y Karmelo Iribarren, sobre cuya obra se publican artículos originales de José Teruel, Manuel Llorente y Rafael Morales Barba. 

 

También TURIA da a conocer narraciones inéditas de Gustavo Martín Garzo, José María Conget, Sergio del Molino y Adolfo García Ortega. También, entre otros contenidos relevantes, el nuevo número de TURIA invita a leer de nuevo a Francisco Umbral, uno de los escritores y columnistas  españoles más originales y populares de las últimas décadas del siglo pasado y primeros años del siglo XXI. TURIA rescata tres textos de Umbral fechados en 1968 y que titula  “El dólar, la democracia y todo lo demás” y en los que ya se aprecia su inimitable y brillante estilo. 

 

La revista ofrece igualmente a los lectores poemas inéditos de, entre otros, Antonio Colinas, Amalia Iglesias, Carlos Ortega, Yolanda Castaño, Esperanza Ortega, Miguel Casado, Verónica Aranda, Raquel Vázquez y David Refoyo.

 

En la sección que TURIA dedica a Pensamiento, sobresale el texto titulado “J.L. Rodríguez García, escritura y verdad”, del profesor Luis Beltrán Almería. Como se dice en el artículo, “La obra de José Luis Rodríguez García (León, 1949) fluye entre dos orillas: la filosofía y la literatura. Su más reciente ensayo, Postutopía, conecta esas dos orillas, pero también

 

conecta el origen de esa obra con su devenir actual. Tiene por ello cierto aire testamental, aunque se trate todavía de un testamento abierto. La obra de Rodríguez García es muy amplia. Consta de más de treinta libros y cultiva géneros literarios como la novela, el cuento, la poesía, el ensayo, el teatro y, por supuesto, el ensayo académico. También ha cultivado la pintura.

 

 

ENTREVISTAS EXCLUSIVAS CON ANTONIO COLINAS E IRENE VALLEJO

 

Los lectores del nuevo número de la revista TURIA, que se distribuye este mes de junio, podrán disfrutar de dos entrevistas a fondo con protagonistas inolvidables: Antonio Colinas, uno de los poetas mas carismáticos y de más sólida trayectoria de la literatura española contemporánea y con la filóloga y escritora Irene Vallejo, una de las autoras del momento debido al arrollador éxito de su libro sobre libros “El infinito en un junco”.

 

Fiel a la fusión entre la experiencia de vivir y la experiencia de escribir, entre poesía y vida, la obra del leonés Antonio Colinas no se podría explicar sin sus largas estancias en aquellos lugares que han marcado su trayectoria y con los que ha mantenido una relación intensa tanto a nivel personal como creativo: Córdoba, Madrid, Milán, Ibiza o Salamanca. Si tenemos en cuenta que sus primeros libros publicados datan de 1967, puede afirmarse que son casi ya 55 años de poesía vivida y vida ensoñada. Una brillante y fecunda labor que se ha extendido también a los campos del ensayo, la traducción y la crítica literaria.

 

Por su parte, la autora aragonesa Irene Vallejo ha sido capaz de obrar el milagro de convertir un libro de ensayo y de calidad indiscutible, predestinado en principio a un público lector minoritario, en un fenómeno de multitudes. Y es que hay libros que pueden cambiar una vida. Bien lo sabe Irene Vallejo, para quien la escritura y publicación en  Siruela  de  “El  infinito en un  junco”  ha  llegado como un tsunami y revolucionado su cotidianidad como sólo suele suceder cuando el éxito arrollador viene acompañado por la sorpresa.

 

LAS PALABRAS DE UN ESCRIBIDOR ÉTICO

 

Una  aproximación  plural y rigurosa a la personalidad y la obra de José Jiménez Lozano es lo que realiza la revista cultural  TURIA en su amplia sección monográfica denominada Cartapacio.  Un  conjunto de trabajos ensayísticos, que aúnan análisis y divulgación,  en  los que encontraremos como principal protagonista a uno  de los más sugerentes  autores españoles de las últimas décadas. Un escritor de enorme cultura y con opiniones propias sobre casi todo, que bien merecería seguir gozando, más allá de las modas, del favor de los buenos lectores. Porque la literatura no es un juego de clasificaciones sino algo mucho más serio, porque como él mismo escribió, “la literatura, y ella sola, puede parar la historia entera”.

 

Y es que este cristiano impaciente y en rebeldía, como podría definírsele, fue autor de miles de páginas en periódicos y revistas así como de libros fundamentales como su

 

 

“Meditación española sobre la libertad religiosa”, su opúsculo “Nosotros los judíos”, en el que reivindica el origen judío de nuestro ser y cultura, o el ensayo titulado “El ateísmo”.  No en vano, como subraya Guadalupe Arbona, “fruto de sus lecturas, de sus conversaciones con escritores, pensadores, teólogos y artistas europeos, americanos y orientales y en diálogo continuo con ellos fue fraguando un pensamiento propio y original, caracterizado por la libertad”. Conviene recordar, sin embargo, recordar que el género que más cultivó Jiménez Lozano fue el de la novela, aunque a veces sea difícil aglutinar bajo esa etiqueta textos muy diferentes.

 

De gran calado es el texto que Enrique Andrés Ruiz dedica en TURIA a Jiménez Lozano. En el se subraya “la coloración cultural y política que divide su obra en dos” y se pregunta si esa circunstancia “tuvo más bien un carácter reactivo a los cambios producidos en el entorno del que se vio rodeado”. También se indica a la literatura como espacio de expresión de esa autenticidad existencial –de “los adentros”, como gustaba de escribir Jiménez Lozano.

 

Considera Enrique Andrés Ruiz que ese Jiménez Lozano “cristiano en rebeldía”,  autor de una primera y mejor novela, “Historia de un otoño”, ese autor de doliente y mordiente intimidad, “se convertirá en una de las más profundas y singulares personalidades intelectuales de la España contemporánea, la última, quizá, para la cual España fue una preocupación”.

 

No obstante, y como bien argumenta Enrique Andrés Ruiz en TURIA, durante sus últimos veinte años fue “un escritor extraterritorial, al menos para el sistema de contraseñas vigentes en los debates de opinión”. Y así, justo es decirlo, interpreta que “el nervio crítico y la profundidad alcanzada por la obra de José Jiménez Lozano, pongamos que de 1965 a 1990, no fueron los de después”.

 

Sobre sus logros como poeta, no cabe sino estar de acuerdo con Antonio Martínez Illán cuando escribe en TURIA que “José Jiménez Lozano nos ofrece su mirada sobre el mundo y ese ofrecimiento espolea al lector y le obliga a detener su mirada en lo aparentemente nimio, efímero, conscientes de que solo eso, que no vale a los ojos del mundo, es lo más valioso. Este es el legado de José Jiménez Lozano, su mirada sobre el mundo, su sabiduría y la conciencia de que la responsabilidad última del escritor es escribir bien y esto se juega en la verdad de las palabras, desnudas luchando por levantar la niebla del mundo, sin más certeza que la del intento una y mil veces repetido de nombrar el mundo. Vivió siempre fiel a la incertidumbre que conlleva toda escritura verdadera”.  

 

La profesora Guadalupe Arbona y el escritor Enrique Andrés Ruiz, dos de los mayores estudiosos de su obra, han coordinado este magnífico y completo monográfico sobre José Jiménez Lozano. También participan con artículos inéditos autores y especialistas como Alfonso Armada (“¡Y lo arquitectas!. Pepe Jiménez Lozano en tres o cuatro brochazos con pincel fino”), Julia Escobar (“Los adentros de José Jiménez Lozano”), José Ramón González (“Resignificación de Castilla: en torno a la ‘Guía espiritual de Castilla’ de José Jiménez Lozano”), Antonio Martínez Illán (De cómo envejece el humus: José Jiménez Lozano poeta”), J.Á. González Sáinz (“La patita del clérigo –vivir con el diferente-“), Fermín Herrero (“Palabra de escribidor”), Juan Andrés García Román (“Una batalla en un tendedero – A propósito de un prólogo-), José Bernardo San Juan (“Jiménez Lozano o el tortuoso camino de la fe”), Raúl Asencio Navarro (“Liber Scriptus, un libro contra la historia”), Eva Aladro Vico (José Jiménez Lozano: llevando la poesía pura española a los pies del siglo XXI”), Rocío Solís (“Las huellas de Port-Royal en la biografía de José Jiménez Lozano”). Además, se publica la entrevista inédita realizada por Fernando del Val: “José Jiménez Lozano: nadie te debe un premio”. Cierra el Cartapacio, una completa “Biocronología” elaborada por Guadalupe Arbona y Antonio Martínez Illán.

 

“LA GUIRNALDA DE JULIA”, POEMAS INÉDITOS DE JIMÉNEZ LOZANO

 

Destaca especialmente que TURIA publique un conjunto de poemas inéditos del propio José Jiménez Lozano  que pertenecen a un libro manuscrito e ilustrado titulado “La guirnalda de Julia”. El autor consideró esta obra un boceto de una historia de ambiente nórdico y protestante. Los

 

 

protagonistas son la muchacha Sollitya y su novio Gunnar Bensi, un joven pastor kierkegaardiano. A este le llaman para que predique en una aldea del norte. Bensi pronuncia una serie de sermones a los muertos, mientras Sollitya hace una guirnalda: una cuidadosa enumeración de flores que ordena según su floración de enero a diciembre, e imagina sermones sobre mujeres bíblicas. En el texto se alterna el griego, el latín, el francés, el español y los nombres del norte.

 

De esta obra dijo el autor: “son notas para una narración en ese ambiente nórdico y protestante, nombres de personas y de pagos incluso y algún esquema, y no es que la sirva para nada, sino que la informa de que hubo un tiempo en que me interesó  -y me interesan, mucho, estos pensares y vivires-, pero claro está que, como diría Santayana, uno está cautivo de la claridad católica y papista”.

 

Estos poemas se publican en TURIA gracias a la gentileza de los herederos de José Jiménez Lozano. En su transcripción han trabajado Raúl Asencio y Guadalupe Arbona, a la que el escritor regaló el libro en 2012.

 

 

“NADIE TE DEBE UN PREMIO”, UNA CONVERSACIÓN REVELADORA Y DESCONOCIDA

 

Un contenido clave de este monográfico de TURIA es el extenso e ilustrativo fragmento que se publica de las conversaciones mantenidas José Jiménez Lozano y Fernando del Val. Llevado a cabo entre 2016 y 2018, ese diálogo iba a constituir un libro y son declaraciones que, leídas hoy, resultan muy reveladoras del pensamiento último de quien “hablaba como escribía, con la punta fina del alma”.

 

Entre otras argumentaciones, en la entrevista Jiménez Lozano afirma que “lo que hay que defender es que nadie obligue ni prohíba”. También considera que “las culturas pasadas fueron más libres que la actual” o que “el medievo fue más armónico de lo que se nos quiere hacer creer”.

 

Sobre los problemas de la educación actual se muestra concluyente: “el profesor es un payaso y la educación no existe” o “sólo puedo achacar que estemos como estamos a la liquidación de la educación”.

 

 

Sobre sus gustos literarios, defiende la concesión del premio Nobel a Svetlana Aleksiévich (“es formidable”) y a Bob Dylan y asegura que “Delibes ha escrito mejor que la mitad de premiados con el Nobel en las dos últimas décadas”.

 

 “TURIA”  REIVINDICA A  MIGUEL LABORDETA EN CENTENARIO DE SU NACIMIENTO

Con rigor,  capacidad  de  análisis  y  divulgativa,  así  como con  un  evidente  compromiso  en la necesaria tarea de fomentar la lectura de Miguel Labordeta,  la revista TURIA contribuye a la celebración de la efemérides del centenario del nacimiento (16 de julio de 1921 – 1 de agosto de 1969) del poeta aragonés con un excelente artículo reivindicativo que ratifica la validez e interés actual de su trabajo creativo.

 

 

 

Alfredo Saldaña y Antonio Pérez Lasheras, expertos conocedores de la obra literaria de Miguel Labordeta, tienen muy claro los muchos méritos de “una poesía radicalmente desarraigada de sus propias circunstancias coyunturales de escritura, aunque nunca se desentendiera de ellas. Sine die, sin fecha, sin día, sin plazo, sin tiempo ni lugar marcados, esas podrían ser las coordenadas de una poesía que podría haberse escrito hoy, una poesía que, antes que dar prueba de una determinada realidad o testimonio de un tiempo y un espacio concretos, emerge y nos interpela como evidencia o augurio de la posibilidad”.

 

Resulta controvertido e injusto comprobar que, si bien Miguel Labordeta ha continuado siendo objeto de atención editorial durante los años transcurridos desde su muerte, su escritura “no acaba de formar parte del canon poético español contemporáneo, que no termina de cuajar como una obra de valor y de referencia de dicho canon”.

 

Por otra parte, TURIA avanza el contenido del nuevo y definitivo libro sobre la batalla de Teruel que ha elaborado Alfonso Casas Ologaray. Tras décadas de estudio sobre los diversos episodios ocurridos en torno a la guerra civil en nuestra provincia, ahora verá la luz una obra que culmina años de investigación y análisis de lo sucedido en el invierno del año 1937, cuando el nombre de Teruel ocupó las portadas de los periódicos de todo el mundo. 

Estos dos trabajos citados se integran, respectivamente, en las secciones “Sobre Aragón” y “Cuadernos Turolenses” de la revista. 

 

Completan el sumario de TURIA, las secciones “La isla” (que contiene fragmentos del diario de Raúl Carlos Maícas ilustrados por Isidro Ferrer) y “La Torre de Babel” (una cuidada y amplia sección de crítica de libros, en la que se analizan las más interesantes novedades editoriales en el ámbito de la narrativa, el ensayo y la poesía).


ILUSTRACIONES DE CRISTINA HUARTE

 

Una serie de once obras inéditas de la artista Cristina Huarte (Zaragoza, 1988) se encargan de enriquecer gráficamente el nuevo número de TURIA. Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca en 2011, está considerada una de las artistas aragonesas de mayor interés y proyección de nuestros días. Resulta, por tanto evidente

 

que nadie mejor que ella para vincular a nivel artístico Aragón y Castilla y León. Posee una brillante trayectoria creativa, premiada en 2019 por “Heraldo de Aragón” y ha realizado estancias en Berlín y Perú. Entre 2015 y 2018 obtuvo una beca de producción artística del Gobierno de Aragón.

UN FRAGMENTO  DE LA ENTREVISTA INÉDITA A JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO

 

Entre los muchos tesoros literarios que contiene el monográfico de TURIA sobre José Jiménez Lozano, sobresale un fragmento de las conversaciones mantenidas entre dicho autor y el periodista Fernando del Val entre 2016 y 2018. El propósito era elaborar un libro que hablase del mundo de ayer desde el mundo de hoy. Eran siempre encuentros que discurrían en Alcazarén, Valladolid, “a la hora de costumbre”, las cinco de la tarde; indistintamente en invierno y en verano.

 

 

 

Tres horas sin descanso que finalizaban con un paseo. A continuación, ofrecemos una pequeña pero significativa muestra de esas conversaciones que TURIA reproduce:

 

 

“EN EL MUNDO MODERNO NO SABEMOS LO QUE ES LA LIBERTAD”

 

- El islam no tiene que ver con el terrorismo, pero el terrorismo que está habiendo es de origen islámico, hay mucho escrito. Repasando El mudejarillo, encontré el término salamilla. Fui a su significado concreto y di con un artículo suyo de 2002 en el que defendía el derecho de las mujeres a llevar velo.

 

- En el mundo moderno no sabemos lo que es la libertad. Decían Chateaubriand y Dostoievksi que la libertad es cosa de aristócratas.

 

- Y Nietzsche, me suena.

 

- Puede ser. También se ha dicho que el ateísmo es aristocrático, pero eso viene de Robespierre. Pues no. La libertad no tiene que ver con la clase, es una cosa de vida antigua. Puede que la igualdad sea de demócratas, pero la libertad no es de aristócratas. La salamilla no es más que un velo, el mantón célebre de toda la cuenca mediterránea. ¿Y por qué la salamilla? Primero, porque el valor erótico, hablando claro, era la blancura. Fueron los americanos los que trajeron el moreno como signo de riqueza -o sea, de estar todo el día al sol-. Nadie dio importancia a la salamilla. Es más: hay una disposición del alcalde de Arévalo -le hablo de tiempos de don Juan II-, en la que éste avisa de que llega el calor, va a ser mayo y, respaldado por el imán, pide que nadie tenga escrúpulos en quitarse el velo. No es verdad que sea una imposición religiosa, es una costumbre del que vive en el campo. En Marruecos, la salamilla continúa en las zonas rurales, no en la ciudad. Son los europeos los que le dan importancia a esta prenda y hablan del dominio sobre las mujeres.

 

- Concediendo que pueda haber uso político, ¿no algo de sumisión?

 

- Si sumisión igual hay. ¿Y qué? De la mujer insumisa no hablamos. Que puede serlo y llevar velo. La cosa es no ser sumiso. Tampoco un hombre debe serlo con otro hombre. Está de moda hablar del velo y de los delitos de odio. Que no me vengan con ésas, por favor. ¿Cómo yo puedo evitar odiar una cosa? Y cómo, por odiar, voy a cometer un delito. Si es…

 

- … ¿humano?

 

- ¡Humano de primer orden! Tengo que odiar cosas.

 

- ¿Igual que amar, odiar?

 

- Pues claro. En el momento en el que apartamos la racionalidad, queda un mundo distorsionado.