La revista cultural TURIA publica en su nuevo número, que se distribuye este mes de marzo en España y otros países, un sumario repleto de interesantes textos inéditos de grandes autores internacionales. Así, TURIA da a conocer un fragmento de la nueva novela del escritor austríaco Peter Handke, uno de los más relevantes nombres propios de la literatura universal de nuestros días. Un próximo libro que se titulará en castellano “La ladrona de fruta o Viaje de ida al interior del país” y en el que Handke realiza un muy original recorrido por el norte de Francia que le sirve para plasmar su particular visión del mundo y de la literatura.

 

También TURIA ofrece a los lectores un avance de “El caso Sparsholt”, el nuevo libro del escritor británico Alan Hollinghurst, considerado por la crítica como el candidato indiscutible a mejor autor inglés de nuestros días.

 

Mención destacada en el sumario de la revista merece también la presencia de la poesía del griego Miltos Sajturis. Quien ha sido uno de los autores más importantes de la literatura helena del siglo XX ha recibido hasta ahora escasa atención editorial en España. Una escasa presencia que TURIA quiere combatir con una breve antología poética de Sajturis, traducida y presentada por Fruela Fernández.

 

Entre los nombres propios más valiosos de la actual literatura europea se encuentra el escritor francés Emmanuel Carrère, muy apreciado por el público lector y por la crítica y cuya obra se caracteriza por una interesante mezcla de ficción y no ficción. TURIA le dedica ahora un excelente artículo panorámico elaborado por Mercedes Monmany bajo el título de “Emmanuel Carrère: otras vidas más allá de la mía”.

 

PETER HANDKE, UN CLÁSICO CONTEMPORÁNEO

El escritor austríaco Peter Handke (Griffen, 1942) es, sin duda, uno de los mas relevantes autores de la literatura alemana de las últimas décadas y un intelectual comprometido con la realidad de su tiempo. Autor de una producción extensa y variada, su obra gira en torno a la soledad y la incomunicación del hombre. Es autor de teatro, novela y poesía. También es director de cine, ha escrito guiones y ha colaborado con su amigo Wim Wenders. La crítica ha considerado su obra con la de un heredero de Goethe, Kafka y Stifter.

 

Buen conocedor de España, de nuestros paisajes y de nuestra cultura, Handke cuenta con una parte significativa de su obra traducida al castellano y con numerosos y reconocidos admiradores de su trabajo creativo. Prueba de ello fue la concesión, en 2017, del título de

 

"Doctor honoris causa" por la Universidad de Alcalá de Henares en reconocimiento a los "servicios eminentes prestados a la cultura pública". Por otra parte, autores como Enrique Vila Matas, José Luis Pardo o Juan Villoro, han elogiado su obra.

 

TURIA publica ahora, en primicia en español, un adelanto de las primeras páginas del libro “La ladrona de fruta o Viaje de ida al interior del país”. Una novela de Handke que será editada este año por Alianza y que según el autor es su “último gran texto épico”. Un libro de más de 550 páginas en el que una joven mujer llamada Alexia recorre a pie una zona de la región francesa de la Picardie. Un viaje el que Handke mezcla narración y reflexión, memoria y ficción. Un texto en el que se juega con vivencias reales del autor y elementos inventados.

 

También la revista abre el sumario de su nuevo número con un amplio y clarificador artículo sobre Peter Handke elaborado por uno de los mayores especialistas en su obra, el profesor Georg Pichler. En él se nos subraya una característica fundamental para entender a Handke: “concibe la literatura como medio para percibir y, a la vez, cambiar el mundo, por la fuerza inherente a la palabra, a la poesía, y por la fe en el poder transformador del arte”. Además, apunta Pichler, en Handke “el umbral entre realidad y ficción, entre vida y obra es tan fino que, en última instancia, resulta obsoleto puesto que la literatura forma parte de la vida y la vida, en su caso, no es sueño sino material sin labrar para transformarlo en literatura”.

 

ALAN HOLLINGHURST,  EL MEJOR ESCRITOR INGLÉS ACTUAL

Etiquetado durante un tiempo como el principal exponente de la literatura gay británica, Alan Hollinghurst (Stroud, 1954) hace ya varios libros que se desprendió de ese lastre reduccionista para convertirse, según aseguraba el periódico “The Guardian”, en el principal candidato a mejor escritor inglés actual.

 

Hollinghurst, que también realizó durante años una interesante labor crítica en el célebre “Times Litteray Supplement”, ha retornado con éxito al panorama literario del Reino Unido con su novela “El caso Sparsholt”. El libro, que será publicado en español por la editorial Anagrama y del que TURIA publica un anticipo, narra la historia de una amistad ambientada en Oxford durante los años de la Segunda Guerra Mundial y traza el retrato de un grupo de amigos unidos por el arte, la literatura y el amor. En “El caso Sparsholt”, Hollinghurst explora los revolucionaros cambios sociales y sexuales que acaecieron durante una época crucial del siglo XX y cuyas consecuencias se extienden hasta hoy.

 

En trayectoria de Alan Hollinghurst hay libros que causaron un notable impacto, como su primera novela “La biblioteca de la piscina”, en la que narraba la historia de un joven aristócrata homosexual. También obtuvo en 2004 uno de los principales premios literarios anglosajones, el Man Booker, con su novela “La línea de la belleza”. Un retrato de la burguesía de su país durante la era de Margaret Thatcher que le mereció comparaciones con Henry James.

 

 

LA POESÍA DE MILTOS SAJTURIS: UNA AUTOBIOGRAFÍA PSÍQUICA

TURIA también publica una selección de poemas inéditos del escritor griego Miltos Sajturis (Atenas, 1919 - 2005), traducidos y presentados por Fruela Fernández. En la nota introductoria a dichos poemas, se nos recuerda cómo la obra de Sajturis puede considerarse “una respuesta, ardua y altamente personal, al asedio de la historia”.

 

Descendiente de una familia muy ligada a la construcción de la república en Grecia, Sajturis comenzó a escribir durante los años de la ocupación y de la guerra civil de su país. Y, aunque los referentes históricos son casi inexistentes en su poesía, si provocaron un estado anímico desde el que produce su escritura. Muy interesado por el surrealismo, Sajturis ha definido su obra como una “especie de diario subconsciente”, es decir un proyecto de autobiografía psíquica que permite el regreso de lo reprimido a través de la escritura, según asegura Fruela Fernández en TURIA.  

 

EMMANUEL CARRÈRE, AUTOR DE CULTO Y NUEVO DOSTOIEVSKI

Mercedes Monmany publica en TURIA un artículo clarificador y entusiasta sobre la personalidad y la obra de Emmanuel Carrère (París, 1957). Este escritor, llamado por muchos “el nuevo Dostoievski”, ha conseguido convertirse en uno de los autores más cautivadores y perturbadores de las letras actuales con unos libros que no permiten la indiferencia y en los que se mezcla prodigiosamente ficción y no ficción.

 

Títulos como “Limónov”, “De vidas ajenas” o “El Reino”, han convertido a Emmanuel Carrere en un autor de culto, adorado en nuestros días por legiones de lectores entusiastas no solo en Francia sino internacionalmente. Buena prueba de ello fue el prestigioso Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances que obtuvo en 2017.

 

 TURIA, que cuenta ya con treinta y cinco años de trayectoria, ha conseguido convertirse en una de las revistas culturales de referencia en español. Tiene periodicidad cuatrimestral en papel y además dispone también una versión digital (web y Facebook) muy apreciada por los lectores. Está publicada por el Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación de Teruel, el Ayuntamiento de Teruel y el Gobierno de Aragón. En reconocimiento a su labor, la revista obtuvo el Premio Nacional al Fomento de la Lectura.

 

 

PETER HANDKE INÉDITO: UN FRAGMENTO DE

“LA LADRONA DE FRUTA O VIAJE DE IDA AL INTERIOR DEL PAÍS”

 

La revista TURIA difunde un avance del nuevo libro de Peter Handke, “La ladrona de fruta o Viaje de ida al interior del país”, que será publicado por Alianza Editorial en España por Alianza próximamente. Handke aprovecha las andanzas de la protagonista, Alexia, para contar la vida, los paisajes más allá de las grandes aglomeraciones, para reflexionar sobre el arte de narrar y para desplegar sus conocimientos históricos, literarios, populares de las regiones por las que hace deambular los personajes de su novela. Todo ello a partir de la picadura de una abeja en el jardín de su casa en un día de verano que se convierte en una señal, ni buena ni mala, simplemente en una “señal de partida”.

 

Un fragmento de ese texto inédito de Handke es el siguiente:

 

“Esta historia comenzó en uno de aquellos días de pleno verano en que uno anda descalzo por la hierba y por primera vez en el año es picado por una abeja. Al menos esto es lo que siempre me ha pasado a mí. Y ahora sé que esos días de la primera y a menudo única picadura del año, por lo general, coinciden con el abrirse de las flores blancas del trébol, del que crece a ras del suelo y en el que las abejas retozan medio escondidas.

 

Era un día soleado, también esto como siempre, de principios de agosto, pero, en todo caso entrada ya la mañana, aún no hacía calor y en lo alto, y cada vez más en lo alto, el cielo azuleaba, constante. Apenas había una nube, y si se formaba alguna: se disolvía de nuevo. Una brisa suave, que daba ánimos, soplaba, como suele ocurrir en verano, desde el oeste —en la imaginación desde el Atlántico—, refrescando la bahía de nadie. No había rocío para secar. Igual que desde hacía ya más de una semana, al vagar temprano por el jardín, tampoco se había notado humedad bajo las plantas desnudas de los pies y, menos aún, entre los dedos.

 

Se dice que las abejas, a diferencia de las avispas, al picar pierden el aguijón y que, por eso, a causa de la picadura, tienen que morir. En todos los años anteriores, cada vez que me habían picado —casi siempre en el pie desnudo—, yo mismo lo había presenciado con frecuencia, por lo menos teniendo en cuenta el arpón de tres puntas, tan diminuto como poderoso, que parecía desgarrado de la carne interior de la abeja y alrededor del cual se hinchaba algo inconsistente y gelatinoso, las entrañas del insecto; a la vista estaba, además, un ser combándose, temblando, tiritando, cuyas alas perdían fuerza.

 

Pero aquel día de la picadura en el que la historia de la ladrona de fruta tomó forma, la abeja que me picó a mí, el descalzo, no sucumbió. Aunque se trataba de una abeja del tamaño de un guisante, peluda, lanosa, con los consabidos colores y franjas de las abejas, al picar, no perdió ningún aguijón y, después de la picadura, una picadura de abeja como pocas —tan repentina como intensa—, se elevó zumbando, dándose un impulso, no solo como si no hubiese ocurrido nada, sino como si, además, en virtud de su acción, hubiese recuperado nuevas fuerzas.

 

A mí la picadura me pareció bien, y no únicamente porque la abeja había sobrevivido. Hubo además otras razones. En primer lugar, se decía que las picaduras de abeja, de nuevo supuestamente a diferencia de las de las avispas o de los avispones, eran buenas para la salud, para aliviar los dolores reumáticos, para fortalecer la circulación sanguínea o para lo que fuera, y, ahora, una picadura así —otra vez una de mis imaginaciones— me reanimaría al menos durante un rato los dedos de los pies, que de año en año tenía más débiles e insensibles, prácticamente entumecidos; por una fantasía o imaginación similar, arrancaba yo las ortigas con las manos descubiertas, a menudo ramos enteros, tanto del jardín de la bahía de nadie como de las terrazas de la lejana finca de la Picardía —aquí, suelo de loess; allí, calcáreo—.”