si uno se sitúa frente a una estatua
con sencilla ternura
esta se abrirá
y dos partes simétricas se erigirán
como dos valles
debe uno estar inquieto
ansioso hasta los huesos y dudar
dudar del cuerpo mismo
y del lenguaje de los ojos
la llanura se esparcirá
hacia los puntos cardinales
y su extensión será alucinante y vasta
como un vertiginoso fotograma
que proyecta los caminos de las manos
si uno desea entrar
debe quitarse las ropas
y el cierre desde la lumbar hasta la nuca
debe aflojarse
dejando así entrever palabras dormidas
en el organismo
de no entrar
las gárgolas vigías
le reprocharán a uno
el color del pelo
el largo de las uñas
también los deseos
si uno se sitúa frente a una estatua y no se abre
es porque la oscura sensación
de haberse extraviado
predomina entre lo dorado de las rejas
a través de la estatua
completamente pétrea
puede uno verse solitario y dulce
en el pasado.