Tan original como excelente escritor, tan valorado por la crítica como todavía poco conocido por un público lector más mayoritario, el análisis y la mejor difusión de la figura y la obra de Gonzalo Hidalgo Bayal bien merecían el espectacular monográfico que le dedica la revista cultural TURIA en su nuevo número.

 

Autor de culto para la crítica y para los buenos lectores, la calidad y singularidad de obra del escritor extremeño Gonzalo Hidalgo Bayal resulta indiscutible. Tanto en el ámbito narrativo, como en el ensayístico y poético, sus libros lo convierten en merecedor del espectacular homenaje colectivo que le rinden en la revista TURIA un total de catorce escritores y especialistas que reivindican el interés de un autor fascinante, que cultiva una literatura nada convencional y que puede interpretarse como un sobresaliente ensayo sobre las grandezas y miserias de la condición humana.

 

TURIA informa, por otra parte, de la suspensión de la presentación prevista en el Auditorio San Francisco de Cáceres para mañana martes día 23 de marzo. Ante la situación creada por la epidemia del coronavirus y las actuales medidas de confinamiento perimetral autonómico en España, se ha considerado imprescindible tomar esta decisión como contribución a la salvaguarda de la salud pública, prioridad absoluta en estos momentos. La tarea de presentar TURIA iba a corresponder al escritor Luis Landero y también se había organizado un conversatorio entre Gonzalo Hidalgo Bayal y Álvaro Valverde. Si la evolución de la epidemia lo permite, se organizará una nueva presentación más adelante.

 

A través de un cuidado monográfico que contiene 150 páginas de textos inéditos, TURIA desea contribuir a fomentar la lectura de la obra de Gonzalo Hidalgo Bayal  (Higuera  de  Albalat,  Cáceres,  1950).  Para  conseguirlo,  además  de  textos  que analizan las claves de su labor creativa y sus libros principales, la revista ofrece una amplia entrevista exclusiva con Luis Landero, que conoce muy bien al autor de libros tan destacados como “Paradoja del interventor”,

 

“Nemo” o “El espíritu áspero”.  También la revista publica un clarificador ensayo inédito del propio Hidalgo Bayal (“Las lágrimas de Miguel Strogoff”) así como una útil y reveladora biocronología.

 

Por otra parte, el monográfico de TURIA sobre Gonzalo Hidalgo Bayal se integra en un sumario de cerca de 500 páginas del que participan varios de los mejores autores de distintas generaciones, extremeños y/o radicados en Extremadura. Así, un total de treinta y tres escritores vinculados a esta Comunidad Autónoma se distribuyen por las secciones de narrativa, poesía, entrevistas y crítica literaria de la revista. Su presencia permite obtener una panorámica representativa de la literatura que se escribe actualmente en Extremadura.

 

TURIA es una revista de periodicidad cuatrimestral que tiene una edición en papel y otra  digital (web y Facebook). Con casi 40 años de trayectoria, está publicada por el Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación de Teruel, el Ayuntamiento de Teruel y el Gobierno de Aragón. Este número dedicado a Gonzalo Hidalgo Bayal ha sido posible gracias al apoyo de la Junta de Extremadura y de la Diputación de Cáceres. En reconocimiento a su labor, el Gobierno de España le concedió el Premio Nacional al Fomento de la Lectura.

 

UN SUMARIO REPLETO DE TEXTOS INÉDITOS Y AUTORES DE INTERÉS

Además del atractivo y completo monográfico dedicado a Gonzalo Hidalgo Bayal, el nuevo número de TURIA brinda un sumario repleto de lecturas y autores de interés.  Así,  las páginas de la revista se enriquecen  con  textos  originales  de  importantes  autores  internacionales.  Entre  ellos, citar una primicia en español: el anticipo del libro de Carmen Maria Machado “En la casa de los sueños”. Se trata del nuevo libro autobiográfico de una autora norteamericana que está considerada como la perturbadora reina de la literatura “new weird”, La obra testimonia una relación tóxica que, en este caso, no tiene como agresor a un varón heterosexual de mentalidad patriarcal y machista, sino a una lesbiana.

 

Resulta difícil de explicar la escasa presencia editorial en España del poeta portugués Ruy Belo (1933-1978). Máxime si tenemos en cuenta que su obra está considerada como una de las más destacadas del canon poético portugués de la modernidad y, como nos recuerda Antonio Sáez Delgado en TURIA, la crítica ha situado su obra en la estela de la del mismísimo Fernando Pessoa. Para paliar esta injustificada ausencia, TURIA ofrece ahora una breve antología poética que nos muestra su escritura desasosegante y de profundo aliento metafísico.

 

Otros protagonistas de la nueva entrega de TURIA son autores como Luis Sepúlveda, Manuel Chaves Nogales y Lucia Berlin, sobre cuya obra se publican artículos originales de Teodosio Fernández, Manuel Neila y Eugenia Vázquez. 

 

También TURIA da a conocer narraciones inéditas de Gabi Martínez, Javier Sebastián,Michelle Roche Rodríguez, Susana Martín Gijón y José Antonio Llera. La revista ofrece igualmente a los lectores poemas inéditos de, entre otros, Pureza Canelo,  Basilio  Sánchez,  Javier Lostalé,  Jordi Doce,  Ada  Salas,  Nuria  Barrios,  Eugenio Fuentes, Álex Chico, Irene Sánchez Carrón, José Antonio Zambrano y José Antonio Conde. 

 

En la sección que TURIA dedica a Pensamiento, sobresale el texto titulado “Lo que está en juego”, del historiador alemán Philipp Blom. Se trata de un avance de su próximo nuevo libro en español en el que Blom nos dirá que los profetas del Apocalipsis son un agotador fenómeno concomitante de las tensiones culturales, pero los “optimistas ingenuos” cansan aún más. Y así marca el tono de su nuevo ensayo, con el que aspira a explicarnos que tenemos que actuar rápido y todos a la vez si no queremos vivir, dentro de no mucho tiempo, algo parecido al fin del mundo.

 

ENTREVISTAS EXCLUSIVAS CON VICENTE ROJO Y ÁLVARO VALVERDE

Los lectores del nuevo número de la revista TURIA podrán disfrutar de dos entrevistas a fondo con el  pintor, diseñador gráfico y editor hispano mexicano Vicente Rojo y con el escritor español Álvaro Valverde. Se trata de dos conversaciones exclusivas, que permiten no sólo conocerlos mejor, sino también descubrir sus opiniones sobre un amplio repertorio de temas de interés. Ambos son, por encima de todo, autores de una obra de marcada originalidad y relevancia en sus respectivos ámbitos.  

 

La brillante y fecundísima labor de una leyenda viva de la cultura latinoamericana contemporánea como Vicente Rojo deslumbra y emociona a cualquiera que se sumerja en su múltiple e intensa trayectoria creativa. Se ha dicho que la dilatada labor de Rojo representa como pocas el poder de la imaginación y es verdad porque, además, “pinta la escritura” y “escribe la pintura”.

 

Por su parte, el extremeño Álvaro Valverde es uno de los nombres indiscutibles de la poesía española actual. Una reconocida labor creativa que se complementa con una fecunda tarea como crítico de poesía en diferentes periódicos y revistas de difusión nacional. Observador y protagonista a un tiempo del quehacer literario contemporáneo, Valverde declara en TURIA  que “resulta imprescindible sentir la soledad para vivir la literatura”.

 

UN MUNDO PROPIO CON HUELLAS DE KAFKA, BECKETT O CAMUS

Una  aproximación  plural,  rigurosa  y completa a Gonzalo Hidalgo Bayal es la propuesta que realiza la revista cultural  TURIA en su amplia sección monográfica denominada Cartapacio.  Un  conjunto de trabajos, tanto creativos como  ensayísticos, de análisis y divulgación,  en  los que encontraremos como principal protagonista a uno  de los más sugerentes e singulares escritores españoles de las últimas décadas. Un autor secreto todavía para muchos pero que bien merecería gozar de un público lector más amplio que el que brinda el aprecio de la crítica especializada y los medios literarios.

 

Aunque es cierto que la obra de Hidalgo Bayal debe mucho a autores como Kafka, Camus o  Beckett,  su  riqueza  creativa,  su  temática y su estilo lo convierten en un autor que va más allá de ser sólo su heredero. No en vano, el universo bayaliano posee un transfondo de humanismo metafísico de genuino cuño. Es decir, Bayal posee un mundo propio y, como escribe Concha D’Olhaberriague en el magnifico artículo que, con el título de “Azar, paradoja y desolación. Una lectura de la obra de Gonzalo Hidalgo Bayal”, abre el monográfico que le dedica TURIA: es la suya una “obra ambiciosa, compleja y de fuerte cohesión,  concebida en sus líneas básicas desde el comienzo como  un gran drama humano de la solitud e incomunicación, donde la vileza, la humillación y la venganza andan al acecho, aunque también hay momentos alciónicos de camaradería, vislumbres de amistad y actos compasivos”.

 

Si hubiera que trazar un breve análisis de su obra literaria, diríamos que su narrativa está  marcada  por su capacidad de seducir al lector con atmósferas enrarecidas, una prosa densa y clara, en la que explora de manera brillante y natural el lenguaje y que se caracteriza por su ironía e intensidad. Entre sus temas predilectos están la fatalidad, el sentimiento de culpa o la incertidumbre. Fue, además, gran amigo de Rafael Sánchez Ferlosio a quien le ha dedicado innumerables textos e intervenciones entre los que destaca “Camino de Jotán. La razón narrativa de Ferlosio”, publicado en 1994.

 

Según Concha D’Olhaberriague, en los libros de Hidalgo Bayal encontraremos siempre “una prosa compacta, culta, concéntrica y ajustada, rica en sugerencias y nítida”. Una prosa en la que “narrar, decir y evocar forman estrecha relación”. A estas características “hay que añadir el humor (y el ingenio) y sus registros varios, preferentemente el irónico y la parodia, la potencia de lo simbólico y el fulgor de una lengua morosa y contenida, de hondura poética, filosófica y moral,  que impele a detenerse, retroceder y releer por mor de la  apreciación cabal, a fin de  no perder el hilo (o los hilos) ni desatender los frecuentes comentarios de metaficción y los juegos verbales, marca característica de su  estilo”

 

La profesora Concha D’Olhaberriague, una de las mayores estudiosas de su literatura, ha coordinado este magnífico monográfico sobre Gonzalo Hidalgo Bayal. También participan con artículos inéditos autores y especialistas como: Luis Landero, Álvaro Valverde (“La objetivación de la tristeza. La razón poética de GHB”), Ricardo Menéndez Salmón (“Epitalamio y funerales de Roma con Cartago”), Ana Calvo Revilla (“La trayectoria narrativa de GHB”), Pilar Galán (“La subversión del héroe: los cuentos de GHB” , Juan Ramón Santos, Fernando del Val (“La misantropía como relación social”), Tomás Sánchez Santiago (“Vidas transfiguradas”), Alfonso Ruiz de Aguirre (“Un evangelio kafkiano y carnavalesco: Paradoja del interventor)”, Fernando Parra Nogueras (“Nemo o la sacralización del silencio”), Elías González Cano (“Una aproximación al humor de GHB”) y David Matías (“Nosotras, sus alumnos”). Cierra el Cartapacio, una completa “Biocronología” elaborada por Miguel Ángel Lama.  

 

GONZALO HIDALGO BAYAL Y LUIS LANDERO

Un tema clave de este monográfico de TURIA es el análisis de la profunda relación de amistad que existe entre Gonzalo Hidalgo Bayal y Luis Landero. Son auténticos compañeros de espíritu. Y, además, puede decirse que esa afinidad los engrandece a ambos. Sin duda, pocos ejemplos tan extraordinarios de amistad de escritores como la que los une desde hace décadas.

 

Una relación personal que se mantiene ya desde hace treinta años pero que empezó antes como lectores de sus respectivas obras. Fue con sus primeras novelas. Landero lo cuenta así en TURIA: “a veces, a un escritor se le conoce de golpe. Basta leer unos cuantos párrafos, incluso unas líneas, para conocerlo a fondo. A mí enseguida me sedujo su mundo, y cuando digo su mundo no me refiero sólo a la creación de una historia, de unos personajes, de un ambiente…, aunque también, por supuesto, sino a esa cosa indefinida que se capta al vuelo: el laboreo verbal, la impresión de que allí todas las palabras tienen un valor, la música, el tono, el estilo… Entonces surge la amistad literaria. Cuando nos conocimos personalmente, de algún modo éramos ya viejos amigos. Luego, con el trato, nuestra relación adquirió un tono sentimental. Yo a Gonzalo lo admiro y lo quiero desde hace mucho tiempo”.

 

Sus vínculos con Gonzalo Hidalgo Bayal son descritos así en TURIA por Landero: “nos conocemos muy bien, y nos entendemos con pocas palabras, como los héroes de los westerns crepusculares. Ahora bien, en el trato cercano, Gonzalo se transforma. Es un gran conversador, una de las personas más sabias y divertidas que conozco. Es agudo, ingenioso, cordial, tiene muy buenos golpes… Creo que hubiera estado en su ambiente en el ágora ateniense, en tiempos de Sócrates”.

 

Además, la revista TURIA publica un amplio y clarificador texto inédito del propio Gonzalo Hidalgo Bayal titulado “Las lágrimas de Miguel Strogoff”. En él, el autor extremeño nos dirá que sigue leyendo y que, si no lo hace con la misma voracidad de antaño, “sí lo hace con la misma voluntad y con un punto de la antigua esperanza. Porque si a pesar de todo seguimos en el empeño es solo a la espera de que, mientras sigan los pájaros cantando, en algún momento recuperemos de nuevo con emoción el mismo sentimiento de plenitud que escondían las lágrimas de Miguel Strogoff, el llanto de José ante sus hermanos, la angustia de Raskólnikov, las voces de Darl, de Jewel, de Vardaman…, la intermitente sensación de que a la postre todo está bien hecho y de que, más allá de la brisa marina y de la brisa triste por los olivos, aún perduran la antiguas mañanas de verano, la sobria y áspera brisa de la higuera, la ciencia del bien y del mal y las redundancias del carácter”.

 

“TURIA”  REIVINDICA A  RAMÓN J. SENDER EN EL 120 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO

En las dos secciones que TURIA dedica a temas y protagonistas aragoneses y/o turolenses, destaca un oportuno artículo de José Domingo Dueñas Lorente en el que se hace balance de la fama póstuma de Ramón J. Sender al celebrarse, este año, el 120 aniversario de su nacimiento.

 

Según la opinión de uno de los mayores especialistas en su obra, el lugar que ocupa Sender en la historia de España y de su literatura “se ha modificado en aspectos relevantes en los últimos lustros. En este tiempo, la literatura del aragonés ha gozado de un interés constante por parte de no pocos estudiosos, nuevas promociones de analistas han accedido a sus textos y la resonancia de su obra se expande por distintas partes del mundo”.

 

Para demostrar esa tesis de la vigencia de Ramón J. Sender, el autor del artículo que publica TURIA realiza un detallado y descriptivo recorrido por las nuevas aportaciones bibliográficas que enriquecen el acervo de investigaciones críticas sobre Sender, así como las múltiples y diversas nuevas ediciones de varios de sus títulos que acreditarían los avances en la esforzada difusión de una obra ingente y de singular interés literario. No en vano, concluye José Domingo Dueñas Lorente; “de este cúmulo de referencias parece inferirse que la producción senderiana ha accedido finalmente a una nueva etapa de sereno conocimiento y de profusa divulgación; un periodo que presagia una consideración consolidada y firme que hasta hace poco se negaba al autor. Claro que la solidez y la capacidad de sugerencia de su obra dejan escaso margen para la duda”.

 

También en dichas secciones se publica un pormenorizado artículo de Carlos Paterson sobre Rafael Anglés (Ráfales, Teruel, 1730 – Valencia, 1816), organista turolense de la catedral de Valencia.

 

Completan el sumario de TURIA, las secciones “La isla” (que contiene fragmentos del diario de Raúl Carlos Maícas ilustrados por Isidro Ferrer) y “La Torre de Babel” (una cuidada y amplia sección de crítica de libros, en la que se analizan las más interesantes novedades editoriales en el ámbito de la narrativa, el ensayo y la poesía).


ILUSTRACIONES DE FERMÍN SOLÍS SOBRE LUIS BUÑUEL

Una serie de once obras inéditas del ilustrador Fermín Solís (Cáceres, 1972), que tienen como protagonista a Luis Buñuel, se encargan de enriquecer gráficamente el nuevo número de TURIA. Enmarcado en lo que se ha venido llamando la “nueva ola española”, Fermín Solis es un dibujante de cómics e ilustrador cuyas obras se han traducido y editado en Estados Unidos, Canadá y Francia por algunas de las editoriales independientes más importantes de estos países. Alterna su trabajo como dibujante de cómics con ilustraciones para libros de texto o para prensa escrita (“El País”, “El Mundo”). Ha sido finalista del Premio Nacional de Cómic por su obra “Buñuel en el laberinto de las tortugas” (2019) que ha tenido adaptación cinematográfica cosechando gran éxito de público y crítica y varios premios en distintos festivales internacionales, entre ellos el Premio Goya en la categoría de mejor película de animación.

 

UN FRAGMENTO DEL TEXTO INÉDITO DE GONZALO HIDALGO BAYAL

Entre los muchos tesoros literarios que contiene el monográfico de TURIA sobre Gonzalo Hidalgo Bayal, sobresale el texto inédito que el propio homenajeado ha escrito para la ocasión y que constituye un auténtico y revelador testimonio de su credo literario y de su opinión sobre el papel de la lectura. Titulado “Las lágrimas de Miguel Strogoff”, facilitamos a continuación dos fragmentos de ese hermoso texto exclusivo que publica la revista.

 

LAS LÁGRIMAS DE MIGUEL STROGOFF

“(…) Desconozco los índices de analfabetismo funcional que pudieran tener los pueblos remotos en los años cincuenta del siglo veinte, pueblos, además de ocultos, terminales, pero supongo que en esa engañosa variedad de analfabetismo (es verdad que la vida era precaria, que eran otras las dificultades y otros los agobios) radicaba que los padres se conformaran con que los hijos no fueran técnicamente analfabetos. Bastaba con saber leer: la lectura no era un medio, sino un fin; no se trataba de saber leer para leer, se trataba solo de saber leer: el cultivo de una facultad inmanente. No creo, sin embargo, que fueran culpables los padres de la apatía intelectual ni de la indigencia cultural, sino víctimas pasivas e inconscientes. Nadie entonces pensaba que leer y escribir sirviera para mucho más: bastaba con el almanaque y con las solo cuatro letras de las cartas familiares para decir que nosotros bien gracias a Dios. Siendo, pues, de tan corto alcance las aspiraciones de la instrucción, no será difícil comprender que no solo la economía era de subsistencia. Prueba de ello sería, además, en lo que a mis aficiones posteriores se refiere, la desconfianza absoluta de los adultos ante los libros en general y ante las novelas en particular, una desconfianza inducida, naturalmente, que bajo argumentos mediocres, como considerarlas necias patrañas o invenciones ajenas a la realidad, cuando no, como el ventero de El Quijote, historias verdaderas de la vida impresas con licencia del Consejo Real, ocultaban la ignorancia, la desidia o, peor, la nebulosa de un peligro moral predicado desde el púlpito, o un peligro social alimentado con el miedo, y una desconfianza también singularmente paradójica y de oído, en tanto en cuanto quienes más desconfiaban eran precisamente quienes nunca en su vida habían leído ni pensaban leer una sola novela (…)”.

 

“(…) emplear la palabra placer para describir las sensaciones que puede producir la lectura no solo es un error sino una forma de menosprecio, como si se le concediera a la lectura una categoría inferior, propia de los pecados capitales, la gastronomía o el erotismo, un sucedáneo de la sensualidad, una degradación equivalente a la que se produce cuando se recurre a léxico obrero o proletario para dignificar la torre de marfil en que se cincelan los sonetos. Pero sobre todo porque, al margen de las tristezas de la carne y aunque se hayan leído ya todos los libros, uno sigue leyendo pese a todo y, si no lo hace con la misma voracidad de antaño, porque el entendimiento se va embotando con la edad, se atrofia el horizonte, se cansa más la vista, la letra empequeñece, las páginas se pasan más despacio, con más fatiga, también tal vez con mayor indolencia, como quien está ya de vuelta de todo o al cabo de la calle, sí lo hace con la misma voluntad y con un punto de la antigua esperanza. Porque si a pesar de todo seguimos en el empeño es solo a la espera de que, mientras sigan los pájaros cantando, en algún momento recuperemos de nuevo con emoción el mismo sentimiento de plenitud que escondían las lágrimas de Miguel Strogoff, el llanto de José ante sus hermanos, la angustia de Raskólnikov, las voces de Darl, de Jewel, de Vardaman…, la intermitente sensación de que a la postre todo está bien hecho y de que, más allá de la brisa marina y de la brisa triste por los olivos, aún perduran la antiguas mañanas de verano, la sobria y áspera brisa de la higuera, la ciencia del bien y del mal y las redundancias del carácter”.