En primer lugar, TURIA ofrece a los lectores una brillante y original aproximación a la obra de uno de los grandes autores de culto de las letras españolas: Enrique Vila-Matas. Se trata de un ensayo en clave de ficción y su autor es Eduardo Lago, escritor, crítico y traductor, que reside desde hace muchos años en los USA. Según se nos dirá en el artículo, “como la de Cervantes, la presencia de Borges impregna la idea de literatura de Vila-Matas”. Aunque también se afirmará en el texto que Vila-Matas es, además de un autor español y latinoamericano, un escritor europeo por encima de todo.

El éxito actual de la literatura sobre la naturaleza en España, o liternatura según la acertada denominación que acuñara un experto en la materia como Gabi Martínez, es uno de los asuntos a los que dedica TURIA una especial atención.  Máxime teniendo en cuenta que, como se afirma en la revista, dicha literatura era “tan raquítica que hasta hace cuatro días nos referíamos a ella empleando un término anglosajón: ‘nature writing’. Acudir a otra lengua para definir todo un género da la medida de la distancia con la que la mayoría de escritores e intelectuales han observado el asunto ‘natural’ hasta ahora“.

Otro inolvidable escritor del que se ocupa TURIA es el leonés Antonio Pereira. En este 2023, la revista no sólo le recuerda con motivo de celebrarse los cien años de su nacimiento, también reivindica la oportunidad de redescubrir  su obra. Un objetivo que pretende y consigue a través de este artículo otro escritor leonés como Pablo Andrés.

Escapa, bibliotecario del Palacio Real de Madrid, que asegura que “leer a Antonio Pereira cien años después de su nacimiento sigue siendo una manera de crecer como lectores y de adentrarnos en una de las mejores narrativas que, por lo breve, ha dado la literatura en castellano del siglo xx”.

El cuarto y último artículo de la sección que TURIA dedica a los estudios literarios es una sincera y personal aproximación al universo de la novela negra.  Su autor, el extremeño Eugenio Fuentes, es uno de los mejores cultivadores del género en España. Por eso resulta pertinente que alguien como él sea quien demuestre que no están muy claros los criterios para clasificar una novela negra como negra. De ahí que en su artículo  nos asegure: “No, no existe supremacía de géneros. Lo único importante es el texto: su originalidad, su belleza, su capacidad para suscitar emociones. También es secundario el origen de los materiales: todos los escritores trabajan con los mismos mimbres y metales, con los mismos temas universales y eternos. La diferencia está en el resultado final, en lo que queda cuando a una obra se la despoja de sus componentes genéricos: o bien un montón de escoria o bien unos granos de oro, de plata o de cualquier metal noble que den un poco de luz y que no se oxiden con las primeras gotas de lluvia.”

La revista TURIA, siempre atenta a la mejor literatura internacional, ofrece además a los lectores una primicia: una selección de poemas del escritor neerlandés Marieke Lucas Rijneveld, provenientes de su libro inédito en español titulado “Comineros". Como líneas temáticas de su poesía pueden señalarse el crecimiento y aprendizaje, la pérdida, el ser hombre y el ser mujer, el sentirse diferente y marginado, y metáforas recurrentes son nociones de la construcción y del ámbito militar, el concepto de habitar y la caída. Se trata de un autor revelación pues se dio a conocer mundialmente al ganar, con apenas 29 años de edad, el Premio Booker  por su novela La inquietud de la noche. En la ceremonia de entrega de este prestigioso premio, en 2020, dijo que se sentía «orgulloso como una vaca con siete ubres». La publicación en TURIA de sus poemas ha sido realizada por Ronald Brouwer (prestigioso traductor que, desde 2004, forma parte del equipo artístico del Teatro de la Abadía de Madrid, centro dirigido por el dramaturgo Juan Mayorga).


ENRIQUE VILA-MATAS, EL MÁS FRANCÉS DE LOS ESCRITORES ESPAÑOLES

TURIA abre su sumario con un sugerente artículo de Eduardo Lago sobre la obra de Enrique Vila-Matas. Lago, que ha sido director del Instituto Cervantes de Nueva York,  traza un certero análisis que permite vincularlo con la tradición literaria española, latinoamericana y europea. Sin embargo, la conclusión de su estudio sobre el autor de títulos como “El mal de Montano” o “Dublinesca” no puede ser más reveladora: “Vila-Matas es el más latinoamericano de los escritores españoles, y de manera aún más contundente, el más europeo. Por otra parte, conviene subrayar esto, VM es el menos español de los escritores españoles. Rompe y rasga, y lo hace con despreocupado desenfado, con la más rancia de nuestras tradiciones: el realismo caduco y casposo. Nada más alejado de eso que su literatura. En cuanto a su condición de escritor europeo, lo que hace hunde sus raíces en el centro de gravedad de la sensibilidad literaria del viejo continente: Walser y Kafka, nada menos. Hay muchos otros referentes puntuales, por supuesto, pero antes de seguir es preciso subrayar su deuda con Francia, donde lo adoran. Vila-Matas es el más francés de los escritores españoles”.


GABI MARTÍNEZ O LA REIVINDICACIÓN DE LA LITERNATURA

“Liternatura contra el vacío” titula Gabi Martínez su clarificador artículo sobre un tema que él conoce muy bien: la literatura de la naturaleza. Como argumenta en TURIA: “Ahora que tanto se habla de la España vacía (o vaciada), vale la pena señalar que, como todo el mundo en realidad sabe, ese vacío es mentira. La idea, brillantemente gráfica, ha servido para explicar cuánto se han alejado los españoles de los entornos más rurales y salvajes, pero su propia formulación da la pista para entender por qué tanta gente ha dejado de vivir en el campo, la dehesa o la montaña: la perspectiva ultrahumana. La misma perspectiva que proclama a la ciudad como ideal mientras sentencia que donde no hay humanos no hay nada”.

Tras analizar los motivos y la evolución en nuestro país de la alianza entre cultura y naturaleza, Gabi Martínez concluye con optimismo: “la liternatura está ofreciendo algunas de las mejores obras contemporáneas, y el español y las lenguas latinas empiezan a aportar historias de este tipo asegurando que nuestro ecosistema literario será, a partir de ahora, un poco más (bio)diverso. Más aireado, más fresco, más conectado a lo que ocurre lejos de nuestro ombligo y, en consecuencia, mejor”.

En esa nómina de autores en nuestro idioma que están demostrando que la naturaleza se puede contar de otra forma estarían, además del propio Gabi Martínez, veteranos como Joaquín Araújo o Alejandro López Andrada, Santiago Beruete, el catalán Jordi Ballart, el mexicano Andrés Cota Iriart y una espléndida nómina de mujeres como: Mercè Ibarz, Pilar Adón, Irene Solà, Noemí Sabugal y Leire Bilbao, entre otras.


ANTONIO PEREIRA: REDESCUBRIR A UN ENORME ESCRITOR EN SU CENTENARIO

En el artículo que TURIA dedica a Antonio Pereira (Villafranca del Bierzo 1923-León, 2009) y que ha sido elaborado por Pablo Andrés Escapa, otro excelente narrador leonés de nuestros días, se formula un bienintencionado deseo: que el centenario del nacimiento de Pereira “sirviese para celebrar un nacimiento subsidiario –por decirlo con palabra de su gusto–: el de una nueva generación de lectores que sepan hallar en sus cuentos, como en la obra de cualquier clásico, una voz contemporánea”

Pereira comenzó a escribir desde muy joven, aunque habría que esperar hasta los años sesenta para su eclosión como escritor. Su poemario “El regreso” se publica en la prestigiosa colección Adonais en 1964, “Una ventana a la carretera, su primer libro de cuentos, recibe el premio Leopoldo Alas en 1966 y su novela “Un sitio para Soledad” se publica en 1969. A partir de ahí, se desarrolla una copiosa producción literaria, que felizmente se ha reeditado ahora de forma completa por la fundación que lleva su nombre en colaboración con la editorial Siruela, y que se vió refrendada por prestigiosos premios, como el Premio Fastenrath de la Real Academia Española o el Premio Castilla y León de las Letras.

Pereira, considerado por muchos como el gran autor secreto de la Generación del 50 de las letras españolas, ha sido definido así por su paisano y Premio Cervantes Antonio Gamoneda: “tú, esencialmente, eres poeta, y, precisamente porque eres poeta, escribes una prodigiosa narrativa breve”.

En cualquier caso, y como bien se propone en TURIA, conviene “reclamar la modernidad de Pereira, o su destreza para ser novedoso sin traiciones al mundo antiguo que evoca su escritura, es la resuelta querencia por la autoficción que practicó”. No lo duden, hay que leerlo porque ya sea como cuentista o como poeta, como personaje o como narrador, fue siempre un verdadero ejemplo de cómo “la literatura y la existencia, en manos de los auténticos fabuladores, comparten la misma página”.


LA NOVELA NEGRA SEGÚN EUGENIO FUENTES

En el excelente artículo que Eugenio Fuentes publica en TURIA bajo el título “Ajos y heliotropos”, se nos brindan un conjunto de certeras reflexiones sobre la novela negra y los tópicos que la lastran y la condenan injustamente como un género de menor nivel literario Su autor, además, sabe de lo que habla porque es uno de nuestros más acreditados practicantes de esta fórmula narrativa tan demandada por los lectores de hoy.

Eugenio Fuentes lo tiene muy claro y, consciente de que nuestro mundo actual es mestizo, “niega todo valor a las clasificaciones genéricas”. Y su tesis resulta imbatible: “en la literatura también se saltan las fronteras y se demanda la innovación desde las escrituras más brillantes, de modo que hoy cualquier jerarquía de géneros suena anacrónica, rancia, infartada, viejuna”.

Se exige, por tanto, una revisión de los criterios sobre la novela porque “a estas alturas de la modernidad líquida, mezclada y diluida, la distribución en uno u otro casillero es un hecho secundario, no tiene mayor importancia, porque el género no es un fin en sí mismo, sólo es un medio para un fin. Y un escritor que no tuviera nada que contar en una novela sin género, tampoco tendría nada que contar en una novela de género. Y al revés. Lo que la literatura no da, ningún género lo presta”.


MARIEKE LUCAS RIJNEVELD, UN JOVEN Y PREMIADO ESCRITOR EN BUSCA DE SU IDENTIDAD

Entre los textos más singulares y recomendables que aporta la nueva entrega de la revista TURIA se encuentra el material inédito de Marieke Lucas Rijneveld (Nieuwendijk, Países Bajos, 1991). Se trata de cinco poemas de su libro más reciente, publicado en neerlandés en 2022 y del que en solo dos meses se vendieron en su país 10.000 ejemplares. Lo que certificaría que se trata de una de las voces más aclamadas de la literatura holandesa. El  título del libro es una palabra muy poco conocida, que se ha traducido por “Comineros”. Literalmente “gente que parte semillas de comino”, en holandés se refiere a algo así como “quisquilloso” y también “cicatero”, mientras que en castellano es alguien “que se entretiene con menudencias”.

Con dos novelas y tres libros de poesía publicados, Marieke Lucas Rijneveld alcanzó la celebridad internacional muy joven: con su primera novela “La inquietud de la noche” obtuvo en 2020 el Premio Booker internacional, uno de los más prestigiosos de habla inglesa. Tanto ésta como su segunda novela, “Mi querida favorita”, están traducidas al español.

Marieke nació como mujer, pero a los 23 años decidió añadir a su nombre el del amigo imaginario de su niñez, Lucas, porque se sentía una persona de género intermedio, un poco chico y un poco chica. Recientemente manifestó que en adelante quiere que se use el pronombre masculino para referirse a él. Esa búsqueda de identidad, ese desconcierto para la persona misma y para su entorno, está muy presente en su escritura.

A esto se suma la circunstancia de haberse criado en una pequeña localidad rural donde la vida de los habitantes está dictada por el protestantismo ortodoxo. La temible imagen de un Dios castigador y estrictas pautas de conducta marcaron la infancia y juventud de Rijneveld. Aunque actualmente vive en Utrecht, no ha desconectado del mundo campesino, pues compagina la escritura con labores en una granja lechera.

Abundan en su poesía las palabras inusuales. La riqueza de vocabulario de Rijneveld es, en parte, fruto de la lectura obligada de la Biblia en la traducción antigua que suelen usar los protestantes ortodoxos. Pero también se reconoce en su escritura el placer de emplear vocablos inventados, aprovechando la facilidad de la lengua neerlandesa, bastante mayor que en castellano, de crear palabras compuestas.

Como líneas temáticas se puede señalar el crecimiento y aprendizaje, la pérdida, el ser hombre y el ser mujer, el sentirse diferente y marginado, y metáforas recurrentes son nociones de la construcción y del ámbito militar, el concepto de habitar y la caída. Buena prueba de todas estas características podemos encontrarla en uno de los poemas que publica TURIA: “Los buscaconsuelos”. En sus primeros versos Rijneveld nos dirá: “Al igual que la felicidad resulta peligrosa para quien la trata con mesura, / para quien el no-vivir termina siendo pan comido, para quien hace aquí / su entrada y duda de todo lo hermoso, duda de su lugar en el mundo, / para quien se nutre interminablemente del deseo de mejoría, // para quien no quiere ser frágil ni tampoco robusto cual álamo, / pues si me tocas te doy viento, para quien con la orden de talar / en la mano se dispone tembloroso o precisamente aspira a florecer, / pues mírame a mí, para quien quiere estar solo pero ya no es capaz.”