Homenaje a la mejor escritora portuguesa actual

El Instituto Cervantes acogió en Madrid la presentación de “TURIA”

La revista también publica inéditos de Catherine Millet, Soledad Puértolas, Valerie Miles, César Antonio Molina, Clara Janés, Sara Mesa y Manuel Vilas

La gran escritora portuguesa Lídia Jorge, recientemente galardonada con el Premio de Literatura en Lenguas Romances que concede la FIL de Guadalajara, es la principal protagonista del nuevo número de la revista cultural TURIA. Un homenaje colectivo que le rinden un total de doce autores españoles y portugueses y que reivindica el interés de una autora fascinante, que cultiva una literatura de hondo sentido ético y que cree “en el poder subversivo de la belleza”.

A través de un espectacular monográfico que contiene 150 páginas de textos inéditos, TURIA desea contribuir a la mayor y mejor difusión de la obra de una de las más valiosas autoras europeas de las últimas décadas, que ha obtenido numerosos reconocimientos internacionales y que merece ser más conocida por el lector español. Así, además de textos que analizan las claves de su labor creativa, la revista ofrece una amplia entrevista exclusiva con Lídia Jorge, publica un clarificador ensayo inédito suyo sobre la actual pandemia del coronavirus y su impacto en nuestras sociedades, así como una interesante selección de su poesía nunca publicada en España

TURIA quiere, con esta iniciativa, continuar con su labor de divulgación en español de la excelente literatura portuguesa actual. Ya lo hizo en 2015 con un inolvidable número dedicado a las “Letras de España y Portugal” en el, por primera vez, una revista española daba voz a cuarenta autores lusos para ofrecer así una panorámica exhaustiva y sugerente de las letras del país vecino. Ahora, con el monográfico sobre Lídia Jorge, la revista TURIA contribuye la mayor y mejor difusión de la obra literaria de una de las más valiosas autoras europeas contemporáneas.

El nuevo número de TURIA se presentó el pasado 19 de noviembre en Madrid, en la sede del Instituto Cervantes, y contó con la presencia de la propia Lídia Jorge. Dada la situación provocada por la pandemia, el acto tuvo aforo limitado y puede visualizarse por streaming a través de los canales del Instituto Cervantes.

 

UN ALEGATO CONTRA EL TOTALITARISMO EN TODAS SUS  FORMAS

Una  aproximación  plural,  rigurosa  y  atractiva  a Lídia  Jorge es la propuesta que realiza la revista  cultural  TURIA.  Un  conjunto  de  trabajos,  tanto  creativos  como  ensayísticos, de análisis y divulgación, en los que encontraremos como principal protagonista a una  de los más sugerentes e innovadoras escritoras europeas del siglo XX. No en vano, y como escribe Enrique Andrés Ruiz en el artículo que abre el monográfico que le dedica TURIA, existe una frase que define la esencia de su escritura: “la literatura lava con lágrimas ardientes los ojos fríos de la historia”. Y es que, en la labor de la autora portuguesa “la literatura y la historia se encuentran mutuamente comprometidas” hasta el punto de reflejarse en una escritura capaz de sumergirnos en “una de las obras más complejas y atentas de cuantas se han venido escribiendo en Europa entre los dos siglos”.

El monográfico de TURIA sobre Lídia Jorge ha sido coordinado por el escritor Enrique Andrés Ruiz. También participan con artículos inéditos autores y criticos tanto portugueses como españoles: Antonio Maura, Gustavo Martín Garzo, Joâo de Melo, Filipa Soares, Carlos Reis, María Jesús Fernández, Pere Ferré, Ana Paula Arnaut, Maria João Simões y Antonio Sáez Delgado.

Además, la revista publica una amplia entrevista exclusiva con Lídia Jorge realizada por Luis Sáez Delgado, una selección de su poesía nunca traducida al español y un clarificador ensayo sobre el impacto del coronavirus en nuestras sociedades, también inédito en nuestro idioma, titulado “El futuro que nos espera”. En él, la escritora enlaza la situación de salud pública que atraviesa el país y el mundo con la crisis de valores y modelos económicos experimentada por la civilización occidental desde, al menos, los años ochenta del siglo pasado.

Lídia Jorge (Boliqueime, Portugal, 1946) ha sido uno de los autoras más apreciadas  internacionalmente de la literatura lusa. Su original y amplia obra literaria le ha brindado el reconocimiento no sólo entre los lectores, la crítica y las instituciones de su país, sino en otros lugares de Europa y América. Buena prueba de ello son, entre otros, galardones como el premio Jean Monet de Literatura Europea, el de la Fundación Günter Grass, el Vergilio Ferreira por el conjunto de su obra o el Premio Luso-Español de Arte y Cultura.

Sobre el aprecio que suscita la literatura de Lídia Jorge, basta recordar las palabras del jurado del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2020: posee “una carrera literaria marcada por la originalidad y sutileza de su estilo, la independencia de criterio y una inmensa humanidad”.

Sin duda, Lídia Jorge es un notabilísima escritora que forma parte ya del canon literario de habla portuguesa pero que merece nuevas aproximaciones, así como una mayor difusión entre el público lector de habla hispana. Una tarea de fomento de la lectura a la que TURIA se ha sumado con entusiasmo porque, como subraya Gustavo Martín Garzo “toda la obra de Lidia Jorge, nos enseña a aprehender el mundo como pregunta, por lo que supone un alegato  contra  el totalitarismo en todas sus formas. Todos los totalitarismos son mundos de de respuestas, no de preguntas. Frente a los que prefieren juzgar a comprender, contestar a preguntar, Lidia Jorge defiende el poder sanador de la novela como pregunta, que su voz se oiga en el estrépito necio de las certezas humanas”.

También Martín Garzo asegura en TURIA que “la obra de Lidia Jorge es comparable a la de todos los grandes moralistas, en el sentido que Camus da a esta palabra: los que tienen la pasión del corazón humano. La autora portuguesa forma parte de esa larga tradición de grandes moralistas, que desde Cervantes o Stendhal, se dan en el mundo de la novela. Se confunde con ellos porque busca al hombre en el entorno y la comunidad en que vive; y la verdad en donde se oculta, en sus rasgos particulares. Lidia Jorge suscribiría sin dudarlo las palabras de Camus acerca de que el desprecio por los hombres constituye con frecuencia el estigma de un corazón vulgar”.

No parece aventurado pronosticar un largo futuro a Lídia Jorge en el mundo de la cultura española, al que TURIA quiere contribuir con su atractivo monográfico. Son muchos ya y serán cada vez más los lectores que se dejen seducir por la obra de una escritora que siempre, en opinión del jurado del Premio FIL 2020, ha destacado por la humanidad con que se acerca “tanto a los temas tratados en su obra (la adolescencia, la descolonización, el lugar de la mujer, la emigración, los sujetos de la Historia…) como en la presentación de los personajes que la protagonizan”. 

 

UN SUMARIO REPLETO DE TEXTOS Y AUTORES DE INTERÉS

Además del espectacular monográfico dedicado a Lídia Jorge, el nuevo número de TURIA brinda un sumario repleto de lecturas y autores de interés.  Así,  las páginas de la revista se enriquecen  con  textos  originales  de  importantes  autores  internacionales.  Entre  ellos, citar una primicia en español: el anticipo del libro de Catherine Millet “Amar a Lawrence”, un celebrado ensayo de la conocida escritora y crítica de arte francesa en el que analiza la vida y la obra de D.H. Lawrence, autor de la novela ya clásica “El amante de Lady Chatterley”.

Otros protagonistas de la nueva entrega de TURIA son autores como Antonio Gamoneda y  Rodrigo Fresán, sobre cuya obra se publican artículos originales de Álvaro Valverde y Valerie Miles. Además, Sara Mesa escribe un texto en el que da algunas claves de su escritura. 

También TURIA da a conocer narraciones inéditas de Soledad Puértolas, José Carlos Cataño, María Tena, Carlos Castán y Miguel Pardeza. La revista ofrece igualmente a los lectores poemas inéditos de, entre otros, Clara Janés, Jaime Siles, Andrés Neuman, Manuel Vilas, Almudena Guzmán, Julieta Valero, Antonio Rivero Taravillo, Francisco Javier Irazoki e Isabel Bono. 

En la sección que TURIA dedica al ensayo, además del ya citado texto de Catherine Millet, sobresalen dos artículos: “Ateos con Dios”, de César Antonio Molina y “El cambio climático y la crisis del coronavirus”, de Emilio Trigueros.

Especialmente recomendables son las dos amplias entrevistas exclusivas que TURIA publica con dos nombres propios de la cultura muy relevantes: los escritores Luis García Montero y Ángel Guinda.  Ambos conversan acerca de un amplio repertorio de temas de interés. Así, mientras el director del Instituto Cervantes asegura que “Nada hay más tonto que un poeta sin conciencia crítica”, Guinda está convencido de que “confesar los propios miedos es honrar la poesía”.

En las dos secciones que TURIA dedica a temas y protagonistas aragoneses y/o turolenses, destaca un sugerente y emotivo artículo que había encargado al cantautor Joaquín Carbonell sobre Labordeta y en el que realiza una personal aproximación a la trayectoria musical del autor del “Canto a la libertad”. Se trata de un texto original que, titulado “Labordeta: la voz de un pueblo”, Carbonell envió a TURIA poco antes de su ingreso en la UCI del Hospital Clínico y con el que la revista quería rendir homenaje a José Antonio Labordeta cuando este año se cumple el décimo aniversario de su muerte. La iniciativa fue muy bien acogida por el también cantante y escritor pero, desgraciadamente, el coronavirus acabó con la vida de Carbonell y ese texto que escribió sobre su gran amigo y maestro tendrá carácter póstumo.

También en dichas secciones se publica el artículo de Jesús Rubio Jiménez: “El monumento a Galdós de Pablo Serrano

Completan el sumario de TURIA, las secciones “La isla” (que contiene fragmentos del diario de Raúl Carlos Maícas) y “La Torre de Babel” (una cuidada y amplia sección de crítica de libros, en la que se analizan las más interesantes novedades editoriales en el ámbito de la narrativa, el ensayo y la poesía).

Obras del pintor Salvador Victoria (Rubielos de Mora, 1928 – Alcalá de Henares, 1994), uno de los protagonistas del arte abstracto español del siglo XX, se encargan de enriquecer gráficamente el nuevo número.


TURIA es una revista de periodicidad cuatrimestral que tiene una edición en papel y otra  digital (web y Facebook). Está publicada por el Instituto de Estudios Turolenses de la Diputación de Teruel, el Ayuntamiento de Teruel y el Gobierno de Aragón. Este número dedicado a Lídia Jorge ha sido posible gracias al apoyo de la Embajada de Portugal en España y del Instituto Camões.  En su presentación ha colaborado el Instituto Cervantes.

 

UN FRAGMENTO DE LA ENTREVISTA A LÍDIA JORGE

Lídia Jorge ha concedido a la revista TURIA una amplia entrevista exclusiva, realizada por Luis Sáez Delgado, en la que podemos conocer su opinión sobre el momento excepcional que estamos viviendo. También nos permite profundizar sobre las claves de una obra literaria que goza del aprecio de los lectores y la crítica. De ese material inédito, adelantamos hoy el siguiente fragmento:

 

LÍDIA JORGE: “ESTE CONFINAMIENTO SE HA TRANSFORMADO EN LA METÁFORA DEL FUTURO CERCANO”

- El instante en que recibe este cuestionario es diferente a cualquier otro de los que recordamos, porque parece como si el mundo se hubiese detenido. La literatura ha sido capaz, en momentos muy diferentes, de ofrecer una visión global de la humanidad y su peripecia, una perspectiva capaz de integrar lo personal y lo colectivo… ¿Cómo interpreta esta realidad una novelista?

- Dice Musil que todos los días se inaugura una nueva era. Pero convengamos que sin dejar de ser verdad, hay momentos más inaugurales que otros. La pandemia que nos asola nunca fue tan global y simultánea; como si hubiese sido insuflado un reactivo histérico a los acontecimientos, los elementos que hasta ahora habían anunciado una nueva época se han acelerado de un día para otro: estamos viviendo en un acelerador de partículas. Lo más evidente es que, alrededor de la Tierra, se está instalando un nuevo planeta sin masa física, de configuración indefinida, llamado Ciberespacio. Y, ahora, sí, se percibe que la gente va a continuar viviendo en la Tierra pero podrá, sin embargo, prescindir de sus balizas físicas. Es curioso, en sentido inverso, cómo con la paralización de la actividad la Naturaleza nos ha mostrado qué prescindibles somos, cómo la Tierra seguirá, gloriosamente, sin nosotros, animales sanguinarios que en los últimos dos siglos no hacemos más que devorarla. Durante estos días, allí donde las calles y las plazas han quedado desiertas, regresan los animales del bosque, cantando y riendo, y ocupan el espacio que era nuestro. Entre centenas de aviones posados en los aeropuertos vuelan gaviotas y mirlos. Corren conejos salvajes. Dentro de las casas cerradas la vida hierve, pero las calles son la imagen del desierto y de la muerte.

Probablemente este confinamiento se ha transformado en la metáfora del futuro cercano, cuando la subjetividad individual esté conectada colectivamente, pero la individualidad quede restringida a la menor expresión posible. El deambular del espíritu va a contrastar con el aislamiento y la sedentarización del cuerpo. No niego que tenga esperanza en el horror que los seres humanos alimentan contra la anomia y la inmaterialidad. Nos gustan los objetos físicos, deseamos disfrutar de la presencia palpable y, en el trabajo, queremos sentir que hemos dejado un surco biográfico en el suelo. Estamos viviendo en pocas semanas todos los elementos de esta nueva contradicción. Es tremendo y, al mismo tiempo, hermoso. Un momento de oscuridad que, en sí mismo, llega con una claridad que no ha de ser solo dolorosa.