TAMBIÉN DA A CONOCER NARRACIONES DE KAZUO ISHIGURO, MARTA SANZ, ELOY TIZÓN Y LUISGÉ MARTÍN
La revista cultural TURIA publica en su nuevo número, que se distribuirá el 30 de junio en España y otros países, un avance de la edición en castellano de “Según una historia verídica”, de la escritora Delphine de Vigan. La obra, que será publicada próximamente por Anagrama, es el último libro que se traduce de una de las autoras más destacadas de la literatura francesa reciente. Tras el éxito indiscutible de crítica y lectores de “Nada se opone a la noche”, en el que evocaba el suicidio de su madre bipolar y algunos secretos de familia, la novelista nos ofrece ahora con su octava novela otra historia verdadera que también está cautivando a cuantos la leen.
Además de ofrecer al lector la sugerente narrativa de Delphine de Vigan, TURIA publica en su próximo sumario otros muchos contenidos de interés. Y, entre ellos, destacan una selección de textos inéditos de algunos de los mejores autores del momento, tanto a nivel internacional como español. Así, la revista publica un avance de la nueva novela de Kazuo Ishiguro, uno de los grandes escritores británicos de nuestros días. También da a conocer relatos inéditos de Marta Sanz, Eloy Tizón, Luisgé Martín. Tres autores que, por su calidad, son ya son indiscutibles en el panorama de la narrativa española de nuestros días.
No menos interesantes son los microrrelatos de Pilar Galán o los aforismos de Ramón Eder, géneros ambos que gozan hoy en día de una notable pujanza creativa y de los que TURIA publica a dos de sus más relevantes nombres propios.
UNA GRAN NOVELA SOBRE LA MANIPULACIÓN
Con ocho novelas publicadas desde 2001, el creciente aplauso de la crítica y la conquista de un numeroso público lector en Francia y en los países en los que ha sido traducida su obra, han coronado a Delphine de Vigan como una de las escritoras europeas más interesantes de la actualidad.
“Según una historia verídica” es una gran novela sobre la manipulación. Delphine de Vigan elabora un texto que no deja indiferente al lector, que lo atrapa y somete a un torbellino de emociones. La novela es a la vez un thriller psicológico y una certera reflexión sobre la actual obsesión por las historias basadas en “hechos reales”. Delphine de Vigan se aventura a ejercer de equilibrista en esa frágil frontera que separa lo real de la ficción. De ahí que este libro sea también una inmersión en el corazón de una época fascinada por la verdad.
La propia Delphine de Vigan ha declarado sobre “Según una historia verídica”: “Este libro es la historia de mi encuentro con L.. Ella es la pesadilla de todo escritor. O más bien el tipo de persona con la que un escritor nunca debe cruzarse".
En TURIA estamos de acuerdo con Marcos Ordóñez cuando escribió, a propósito de Delphine de Vigan: “En literatura hay dos cosas de las que estoy seguro: solo llega al corazón lo que sale del corazón y todo depende del tono. Por supuesto que es importante la historia, pero si no aciertas con el tono malbaratas el asunto. El tono es una cuestión moral, como decía Godard hablando del travelling: hay que tener muy claro desde dónde se cuenta, cómo se cuenta, hasta dónde se cuenta. Y, desde luego, si no hay corazón, si no hay alma, si no hay una mirada a la altura de los ojos, ni por encima ni por debajo, igualmente se va al garete la historia porque deja de importarnos, se queda en un mero ejercicio”.
Quizá ahí resida el secreto del éxito de público y de crítica de los libros de Delphine de Vigan: su literatura tiene corazón y tiene tono, mirada. Por todo ello, leer “Segun una historia verídica” nos seduce, nos emociona, nos conquista. Aquí hay talento y honestidad en una novela que, como ya ha ocurrido en otros libros de la autora, nos demuestra que es posible abordar complejas y duras historias familiares y/o autobiográficas y convertirlas en un gran relato.
Delphine de Vigan (Boulogne-Billancourt, 1966) vive en París. Entre sus ocho libros editados, su novela “No y yo” recibió el Premio de los libreros y fue llevada a la pantalla por Zabou Breitman. También obtuvo reconocimientos con “Las horas subterráneas” (2009): figuró en la lista de obras seleccionadas para el Premio Goncourt y obtuvo el Premio de Los Lectores de Córcega. Un gran salto adelante se produjo con ”Nada se opone a la noche” (2011), con la que ha obtenido el Premio de novela FNAC, el Premio de novela de las Televisiones Francesas, el Premio Renaudot de los Institutos de Francia, el Gran Premio de la Heroina “Madame Figaro” y el Gran Premio de las Lectoras de “Elle”. Unos galardones que se suman al éxito arrollador conseguido en Francia, donde superó el medio millón de ejemplares y estuvo durante muchos meses en el ranking de las novelas más vendidas. Asimismo ha sido publicada, o está en vías de publicación, en veinte editoriales extranjeras. Ahora, con “Según una historia verídica”, Delphine de Vigan ha vuelto a cosechar el favor de los lectores y a ser reconocida con varios premios.
TURIA, que cuenta ya con más de 30 años de trayectoria, ha conseguido convertirse en una de las revistas culturales de referencia en español. De periodicidad cuatrimestral en papel, cuenta también con una versión digital (web y Facebook) que está obteniendo una buena acogida de los lectores.
FRAGMENTO DE “SEGÚN UNA HISTORIA VERÍDICA”
“Pocos meses después de que apareciera mi última novela, dejé de escribir. Durante casi tres años, no escribí una sola línea. Las expresiones estereotipadas deben interpretarse algunas veces al pie de la letra: no escribí ni una carta burocrática, ni una tarjeta de agradecimiento, ni una postal de vacaciones, ni una lista de la compra. Nada que exigiera un esfuerzo de redacción, que obedeciese a una preocupación formal. Ni una línea, ni una palabra. Ver un bloc, una libreta o una ficha me producía náuseas.
Poco a poco, el mismo gesto pasó a ser ocasional, vacilante, no lo ejecutaba ya sin aprensión. El simple hecho de empuñar un bolígrafo se me hizo cada vez más difícil.
Más adelante, me entraba pánico sólo con abrir un documento de Word.
Buscaba la postura adecuada, la orientación óptima de la pantalla, estiraba las piernas bajo la mesa. Y luego permanecía así, inmóvil, durante horas, con los ojos clavados en la pantalla.
Tiempo después, empezaron a temblarme las manos en cuanto las acercaba al teclado.
Rechacé sin distinción cuantas ofertas me propusieron: artículos, noticias de verano, prólogos y otras participaciones en obras colectivas. La simple palabra escribir aparecida en una carta o en un mensaje bastaba para que se me hiciera un nudo en el estómago.
No, ya no podía escribir.
Escribir, ni pensarlo.
Ahora sé que corrieron distintos rumores en mi entorno, en el mundillo literario y en las redes sociales. Sé que se dijo que no escribiría más, que había llegado a un punto final, que los fuegos de paja, o los de papel, siempre acaban apagándose. El hombre a quien amo se imaginó que a su contacto yo había perdido el arranque, o bien el instinto creador, y que por lo tanto no tardaría en abandonarlo.
Cuando los allegados, los amigos, y aun a veces los periodistas, se aventuraron a preguntarme sobre ese silencio, barajé diferentes motivos o impedimentos, los desplazamientos al extranjero, la presión ligada al éxito, o incluso el final de un ciclo literario. Pretextaba la falta de tiempo, la dispersión, la agitación, y salía del paso con una sonrisa cuya fingida serenidad no engañaba a nadie.
Hoy sé que todo eso es un puro pretexto. Todo eso no es nada.
Con mis allegados, puede que alguna vez evocase el miedo. No recuerdo haber hablado de terror, cuando en realidad de terror se trataba. Ahora puedo admitirlo: la escritura a la que hacía tanto tiempo que me dedicaba, que tan hondamente había transformado mi existencia y tan preciada había sido para mí, me aterrorizaba”.