A veces hay dentro de mí otra memoria
un viento que salpica en el rostro
confundiendo el espacio. Soy una sombra,
mis manos ya no son mis manos,
y esa vieja memoria me muestra una casa que
ya he habitado, un amor que ya he llorado,
una batalla donde he perdido. En esa
soledad que invita a los colores
en esa llama que no se quema y
que me quema, que permanece.
A veces hay dentro de mí otra memoria,
la memoria del fuego, la palabra del árbol,
y esa sombra tuya que a veces me ha amado.