Menos tú, todo está en internet.

 

Habría que vivir dos veces, pero no para no cometer los mismos errores, sino para terminar las lecturas pendientes.

 

El desprecio, ese disfraz de la envidia.

 

La escena más íntima: cuando los libros se desnudan y te desnudan.

 

A veces, un plato caliente viene mejor al corazón que al estómago.

 

La vida es un borrador que no se puede pasar a limpio.

 

Las relaciones comienzan siendo sólidas, luego se vuelven líquidas y después gaseosas. Como los estados de la materia.

 

La feminidad es un arma que se puede malinterpretar. Pero el que se equivoca, ya viene confundido.

 

Sabía de las sílabas de la vida, de la rima libre del tiempo y de la consonancia y asonancia del camino.

 

Se advertía que sus luces eran de bajo consumo.

 

Le preguntaban el presente, el pasado y el futuro del verbo amar. Respondía en imperfecto.

 

Me gusta la rima de cicatriz con olvido.

Las soledades pobladas de libros ya son otras soledades.

 

La fotografía es el insomnio de una imagen.

 

Todo pensamiento abre su propio paisaje.

 

Tengo ganas de llorar –me dijo la nube. Y yo de llover –le contesté.

 

  “Todo fluye”,  hasta que deja de fluir heráclitamente.

 

El aforismo es un pasillo estrecho que nuestra mente ensancha.

 

Le gritaron: la lectura o la vida, y siguió leyendo.

 

Esos matrimonios que van cogidos del brazo para no caerse del todo.

 

¡Ya está bien de tanto sentido común, utilicemos el propio!

 

Las relaciones tormentosas debería partirlas un rayo.

 

Decir “hasta luego” es más cercano que decir ”adiós”, “ a Dior”, es más elegante.

 

En la vida y en los libros pasar páginas es avanzar.

                                                                           

Menos mal que nos queda la utopía y el cuento de la lechera.