El pensamiento bulle, brota

la demencia. Soy incapaz

de traducir el laberinto

absurdo en que me muevo.

Mis pasos no me llevan

a espacios conocidos,

me alejan de mí mismo, me extravían.

Sé que voy a tardar en encontrarme.

 

No soy nadie esta noche,

sólo un hombre perdido,

amenazando simetrías,

razones y equilibrios.

 

No soy nadie, quizá por eso escriba,

por ver si algo de mí

estuviera escondido en las palabras

y pudiera ayudarme a amanecer

y cruzar la frontera del dolor.