Y cómo cambió mi hermana Claire.

Estaba allí de pie,

con un abrigo de soldado

y una cocacola sin gas en la mano

mirando a los que caían de las torres

mirando los vagones quemados

y entonces oímos un ruido hueco

y vi su equipaje de mano

y vi que ya no era joven,

que había dejado a su marido

porque sus manos apretaban demasiado.

Porque el minibar estaba lleno

de restos de medusas y metales;

Porque él entraba dejando

un simbólico rastro rosa en la bañera

mientras los niños rezaban

encerrados en las aulas.

Y él seguía sentado en un sofá naranja

chasqueando piezas de bricolaje con la boca

odiando sordamente

a las tías que le insultaban

pensando en el hacha y los ahorros de la boda.

Y pegaba y pegaba a Claire

un par de veces

hasta que papi le acompañaba al avión

del mismo brazo.

Pero Claire convencía a todos

y él volvía a casa en su propio coche

y regresaba a su sillón naranja

girando uno a uno los números

de sus antiguas amantes

que, una por una,

fueron declinando la llamada

Oh, tengo lotes de Biblias

para vender puerta a puerta

Oh, tengo que devolver al súper

un disco de Roy Orbison

Oh, la señorita

no puede ponerse en este mismo momento

Porque quería que mi hermana volviera

pero ella decía No

por mucho que él dijera

This is your home, darling,

This trailer´s your home.

Y la pequeña Claire, la sobrina,

se sintió confundida

cuando cambió mi hermana,

pedía a gritos los mismos dibujos

y no respondía si le hablaban extraños.

This is your mum, Money,

Mum has to change now.

Y Claire puso en marcha

sus mandíbulas trituradoras

su ejército blanco bajando por la Avenida,

y pagó con su tarjeta mi propia comida

y pagó con su tarjeta

un “Kerouac para niños”

una taza de Anthropology

con sus siglas bien marcadas.

Y Claire niña en el carrusel decía:

“They have toy horses, mummy

Now, you hunt yours

hunt yours, mummy”.