Este sol cegador de fuego blanco

Roto por frescas sombras negras

Que tachonan la tierra como salpicaduras

Me pone limpiamente en paz

Para llenar de nuevo mis pulmones

De una antigua inocencia

Que respiraba vida a ojos cerrados

 

Y vivir vuelve a ser nadar de sí en sí

Dejando siempre atrás cualquier quizá

Tener el día limpio sin tener que lavarlo

Recibir siempre antes de pensar en pagar

No tener nada que perder ni en que perderse

Ni tener nunca nada que ganar

Que es tener todo ya ganado

Estar inerme frente al fuego blanco

y cegador del sol

Sintiendo que en mi piel la brisa fría

Me habla en su emocionante lenguaje indescifrado

Y esperar la llegada del momento que viene

Como esperar ser bendecido.