Como en una Divina comedia contemporánea, del amor como misterio que une vida y muerte habla este libro singular que, pese a adoptar su forma, nada tiene que ver con el género diarístico al uso. En una prosa impecable y melodiosa que es una de las señas de identidad del autor, su progresión itinerante entre sombras y sueños, a través de los días de un calendario ficticio (de octubre de 2013 a octubre de 2014), es un recorrido en el que se nos guía hacia lo más profundo de un asombro casi místico ante el mundo. Porque del asombro ante el misterio que se encuentra en la raíz de la mística está hecho este libro al alcance de cualquiera, sin el menor vestigio de hermetismo o ambigüedad, que entrega al lector el agua clara y reconfortante de la claridad y la transparencia.

            “Desde el dolor o desde la alegría, yo solo he escrito aquí de lo que amo, que es como decir de lo que ignoro”, nos dice su prólogo, que es también una honda reflexión sobre el sentido de la escritura alejada de lugares comunes y de falsas trascendencias: “Escribir es siempre un fracaso, adelantar la mano y abrir un dedo para señalar a otros el rastro de un pájaro cuando se ha ido”. Y, como para los viejos escritores místicos, también el lenguaje para Mateos (que intenta aquí, igual que ellos, deshacerse del yo para trascenderlo sirviéndose, en aparente paradoja, de una de las formas autobiográficas por excelencia) se revela en muchas ocasiones como insuficiente: “Solo balbuceando podemos llegar a decir algo de este gran misterio, de esta belleza”.

            Todo es cordial e ingenuamente humilde en la obra de este autor que no en vano es también, y quizá por ello, uno de los poetas más destacables de su generación. Y, sin embargo, posee la arrolladora fuerza vital de lo que escribe alguien que parte de la siguiente premisa: “Un libro no debería ser nunca un sucedáneo de la vida. Sino pura vida, vida inagotable. Algo que nos roba de la vida durante unas horas para al cabo devolvernos a ella más vivos”.

            Cumplen con creces ese objetivo estas páginas donde se entremezclan intuiciones poéticas y filosóficas, donde se reflexiona sobre la existencia humana, sobre su finitud e infinitud (pues “somos seres fronterizos”, nos insiste); sobre el paso del tiempo y la identidad del hombre (en uno de los textos más hermosos del libro se nos dice hasta qué punto le resulta al personaje que habla en primera persona no ser el niño que fue) y sobre el sentido y la finalidad del arte (“que lo habitual resulte insólito, en eso quizás resida parte de la tarea de la poesía […], de la filosofía y hasta de la ciencia”, porque “la belleza del mundo nos pide una respuesta, y esa respuesta solamente puede ser la creación de más belleza”).

            Mateos es un escritor contemplativo que hace mucho más que mirar, que penetra en la realidad volviéndola para el lector más brillante e intensa y haciéndole visible lo invisible. Sabe revelarnos esos mágicos “puentes que nos tienden las cosas” en lo grande y lo pequeño, en lo cotidiano y lo extraordinario; exaltar la vida incluso a través de la muerte (“poder morir es sin duda el mayor de los regalos”) y de la aceptación del dolor, buscando a tientas una fe que se apoya en la intuición intangible de la verdad como reencuentro, casi como reminiscencia platónica (“pensar es recordar”), y celebrar la belleza y el amor que, encarnado en esa Luisa-Beatriz que es la fantasmagórica protagonista del libro, mueve el sol y las estrellas: “¿Cómo es posible amar, amar de verdad, y no morir por eso?”.

            Un año en la otra vida, que es también un libro poderosamente pictórico plagado de naturalezas muertas, de paisajes, de escenas de interior y de retratos del natural de fantasmas y seres de carne y hueso, demuestra cómo el lenguaje, cuando es lenguaje por encima de retórica, puede aproximarse hasta a lo que carece de nombre. Nos recuerda que “las grandes palabras no mienten […] lo que hay que temer es no llevarlas dentro al pronunciarlas”. Y nos redime un poco al recordárnoslo. Como la sonrisa de Beatriz.

 

José Mateos, Un año en la otra vida, Valencia, Pre-Textos, 2015.