Lo que veo yo cada noche

es el aire que respiras.

Tus ojos que brillan

en el cielo abierto

de tus sueños.

Unas ventanas desnudas

que te rodean

sin que lo sepas.

Unas cortinas transparentes

que te envuelven

sin que lo notes.

Lo que veo yo cada noche

solo lo ven los ángeles

que nos acompañan.

Lo que yo veo

no lo ve nadie.

Y aunque se siente

a veces cercano,

no lo pueden ver

porque no se mira

aquello que no se pronuncia

ni se sabe.

El amor que te acompaña,

a tu lado veo.

El corazón que te salpica

con cada gota

de lluvia inexistente.

El cuerpo que se agita

durante un segundo

cuando vuela el silencio

tras la palabra dicha

en un susurro.

Lo que veo yo cada noche

solo lo ven las personas

que no están con nosotros.

Las que se fueron

a volar muy alto.

Las que se marcharon muy lejos

en busca de su alma

con unas flores rojas

que dejan un rastro

en el atardecer de la tarde.

Lo que yo veo cada noche

es la intensidad de la misma noche

en una luz blanca que nos acompaña

hasta el umbral del primer sueño.

La estancia blanca que cobija

el ligero beso de unos labios

que todavía no han pronunciado

la palabra amor,

las palabras te quiero,

y que huyen del deseo

como se huye del fuego

cuando se tiene miedo

y alrededor todo arde.

Lo que veo yo cada noche

es el banco del parque

donde a leer te sientas.

La calle que pisas

con tus ojos abiertos

para no tropezarte.

La sombra que te cobija

cuando descansas.

La mañana que despierta

tras salir del sueño.

Y veo al recuerdo

cómo te acaricia el rostro.

A la memoria

que te lava la cara.

Cómo quitan las legañas de tus ojos

las caricias de unos dedos

que se posan a escribir

lo que te traerá el día

sobre una hoja blanca

con la luz de la mañana.

Lo que veo yo cada noche

son las horas que pasan,

la tarde que te envuelve,

la noche que te acaricia

cuando vas a la cama a dormir,

y cierras los ojos

con una sonrisa.

Lo que yo veo cada noche,

lo que sintieron en vida

y no se dieron cuenta de su magia.

Ese ligero murmullo

que todavía no llega a tus oídos

para que no se equivoque.

Lo que veo yo cada noche

es el aire que respiras,

el corazón que te despierta

cuando estás dormida.