¿Y qué importa que se rían cuando nos ven bailar
borrachos de amor por las calles,
en los andenes del metro, sobre la pureza
de los sentimientos y la moral de los días auténticos?
¿Y qué importa que nos llamen locos?
No te des mal. Decía Nietzsche:
Ellos no pueden escuchar la música.
Somos radiografías sobre la nieve,
tal vez no hacemos más que disfrutar
de cosas que a los demás asustan.
Ellos no pueden oír nuestra música,
disparan en las peceras y sospechan de todo.
Yuriko, yo te amo cuando cae la nieve
sobre nuestras radiografías y suena de nuevo
nuestra canción; la más hermosa e invisible
canción de un mundo misterioso que susurra:
si temes a la vida nunca la vivirás.
Y entonces descubro que he ganado mi reino
bajo el sol, abrazado a un espejo con el que bailo
por las calles, borracho de amor.
(Del libro Buscadme en los columpios)