Las relaciones amistosas entre Pablo Serrano y Miguel Labordeta se iniciaron en los años cincuenta cuando el escultor regresó de Uruguay a España y duraron hasta la inesperada muerte del poeta en agosto de 1969. Un repaso de la documentación de sus respectivos archivos permite jalonar cómo fue su trato durante aquellos años, recuperando cartas de ambos —sobre todo de Pablo Serrano— y otros documentos de interés. El que se hayan conservado más documentos de Pablo Serrano obedece a que Miguel guardó con mayor cuidado sus papeles mientras que el escultor, debido a sus continuos cambios de domicilio, perdió parte de los suyos. Cuando Clemente Alonso Crespo se puso en contacto con él, solicitándole cartas u otra documentación que tuviera de Miguel mientras ordenaba el archivo de este, tras agradecerle las fotocopias de sus propias cartas al poeta que le envió, le escribía el 1 de junio de 1980:

 

 

            Lamentablemente no conservo nada de aquellas cartas y relación entrañable con Miguel Labordeta.

            Mis cambios de domicilio y ausencias de España extraviaron muchas cartas y documentos apreciados.[1]

 

            Solamente he podido ver por ello unas pocas cartas de Miguel en el archivo de Pablo Serrano. Aún así, se puede ensayar la reconstrucción de sus relaciones. La correspondencia gira en torno a unos cuantos acontecimientos y colaboraciones que permiten agruparlas. El primero de ellos parece ser el envío de una fotografía de su escultura del profeta Baruch acompañada de un poema de Washington Benavides, fechado en 1954: «Baruch». La breve carta es la siguiente:

 

Madrid 1-57

 

Querido Miguel:

 

Te mando el poema de Baruch.

Ya sabes que fue de los profetas menores.

Os recuerdo con todo afecto y agradecimiento a ti y a José Antonio

            Un abrazo

 

                                    Pablo

 

El poema, que lo aprenda nuestro amigo Pío, con otro abrazo para él.[2]

 

 

            En el Archivo de Miguel Labordeta se encuentran dos copias mecanografiadas del poema y una fotografía de la escultura de Serrano en yeso, que debieron formar del envío.[3] Como es sabido, el profeta Baruch —cuyo nombre quiere decir «El que bendice»— fue amigo y discípulo de Jeremías, con quien padeció destierro en Egipto y de quien apuntó sus profecías para transmitírselas al pueblo. En esta escultura expresionista se ha querido ver una proyección de la personalidad del escultor y por su expresividad conectaba bien con el tono profético de muchos de los poemas de Miguel de los años cincuenta. Quizás se deba a esto su interés por poseer una fotografía de la misma.

            Establecido su contacto —posiblemente con motivo de la exposición de Serrano en la Institución Fernando el Católico en 1957—, en el curso de aquel mismo año  debieron hablar de la posibilidad de que Pablo Serrano le hiciera un retrato a Miguel y varias de las cartas dan cuenta del proceso seguido desde su concepción a la fundición del mismo. A finales de marzo le escribía Serrano:

 

 

[PABLO SERRANO AGUILAR]

 

Madrid 25-III-57

 

Querido Miguel:

            Hazme saber si tu otra cabeza de broma se encuentra en tu poder. Le encargué te la entregara al amigo Fausto Gondana (¿?) de las Pozas, después de ser muy comentada en Barcelona.

            Estaré una temporada acá en Madrid.

            Espero que el bronce te haya gustado.

 

            Un abrazo

 

                                   Pablo[4]

 

            Parece que Miguel no había acusado recibo del poema sobre el profeta Baruch y unas semanas más tarde le volvía a escribir Serrano preguntándole a la vez que le mandaba prestada una antología de poesía:

 

[Pablo Serrano Aguilar]

 

Madrid 10-IV-57

 

Querido Miguel:

 

            No sé nada vuestro.

            ¿Recibiste el poema del Profeta?

            ¿Te gustó?

            Te mando esta antología que me envía Abril. Léela y por estar dedicada ruego me la remitas.

            Estoy en estos días con fuertes dolores neurálgicos de espalda y por la espalda este viento y frío de mis madriles, irracional que me lo trajo.

            Saludos a Río, a José Luis.

            Un abrazo

 

                                    Pablo[5]

 

            Los trabajos en la escultura del poeta avanzaban con paso firme y Miguel le remitió el importe de su trabajo que debían haber acordado antes:

 

Madrid 3 MAYO 57

 

Querido Miguel:

            Acabo de cobrar tu giro, pero eran 3.800 y mandas 4.000. ¿Las doscientas para qué? ¿Me harás tomarme un vaso de vino?

            La fundición creo que estará para fines de la otra semana.

            Un abrazo

 

                                   Pablo

 

            Y otro para tu hermano.[6]

 

            Puntualmente, Serrano le indicó cómo avanzaba todo el proceso de fundición con una nueva carta:

 

[Pablo Serrano Aguilar]

 

Madrid 22-V-57

 

Mi querido amigo Miguel:

 

            Recibí tu carta y ya di orden al fundidor.

            Dentro de 15 o 20 días tendrás tu cabeza.

            El importe me lo girarás en cuanto puedas, pues para que te resulte por ese precio, incluí ese trabajo con otro que ya le encargué yo.

            En cuanto al asunto de tu prima, esta es la dirección donde trabaja el pollo

 

AYAX S. A.

Av. Gral Rondeau 1907

 

            Lamento lo sucedido con el inspector en tu colegio y creo que ya con tu inteligencia lo habrás arreglado.

            En la primera quincena de junio realizo una exposición en Barcelona (Galería SYRA)

            Saludos y un abrazo

 

                                               Pablo[7]

 

            Este busto del poeta constituye hoy una de las imágenes más difundidas del poeta. Es uno de los conocidos retratos del escultor que durante aquellos años interpretó a diferentes personajes del mundo empresarial, político y cultural de España, creando una verdadera galería de retratos, que recuerdan en cierto modo en ocasiones a los ideados por Daumier, pero sin resaltar aspectos caricaturescos negativos, buscando más bien expresar lo que consideraba esencial del personaje retratado.      

            Sus relaciones no podían ser mejores y Pablo Serrano no dejó de felicitarle las navidades acabando 1958 como manifiesta una pequeña tarjeta:

 

[PABLO SERRANO AGUILAR][8]

 

A Miguel desea un feliz año 1959 su amigo Pablo.

 

            Un nuevo evento cultural llevó al escultor a escribirle al poeta, para consultarle sobre la oportunidad de participar o no en una exposición que se estaba organizando y a la que había sido invitado por el pintor Pepe Orús:

 

[PABLO SERRANO]

 

Querido Miguel:

            El pintor Orús, parece que con Radio de Zaragoza, ha organizado una exposición de Arte Abstracto de Aragoneses. Al efecto de obtener mi participación, me llamó el otro día por teléfono.

            Te ruego me digas algo al respecto, pues si bien en principio me negué a participar, porque pienso que esto era una tontería del amigo Viola, me insistió ayer sobre esta conveniencia para «remover el ambiente»

            Dime rápidamente algo sobre esto.

            Por intermedio de ORUS te envío también un cliché. Por favor, no me lo pierdas.

            Recibe un cordial abrazo

 

                                                           Pablo[9]

 

            No he podido precisar con más datos la ubicación de esta carta y si se produjo o no su colaboración en la exposición mencionada. Entretanto se hizo pública una convocatoria para realizar un monumento a Goya en Zaragoza promovida por el Banco Zaragozano, que conmemoraba así su cincuenta aniversario. Se retomaba un fallido proyecto de 1946, haciéndose eco de las quejas de Julián Gállego en la sección de «Las Artes y las Letras» de Heraldo de Aragón, el 29 de enero de 1959. En su artículo lamentaba Gállego que Zaragoza careciera de un monumento dedicado a su más eximio pintor, situación que no ocurriría en ninguna ciudad que contara con un artista semejante.[10] Serrano le envió esta carta sin fecha a Miguel, que denota nuevamente que era persona de su confianza para saber qué ocurría en el mundo cultural zaragozano:

 

Querido amigo Miguel:

 

            Después de tanto tiempo te envío un abrazo.

            ¿Qué hay de tu poética y de tu broncínea cabeza?

            ¿Quieres darme alguna noticia sobre el concurso para el monumento a Goya que sale del Banco Zaragozano y que se ha publicado en los diarios?

            Firma Gumersindo Claramunt Pastor. Quizás tengas algún amigo dentro de la comisión organizadora y podrías enterarse si tienen cabida las esculturas modernas (mal llamadas así).

            Recibe un cordial abrazo

 

                                               Pablo

 

            Me acuerdo de tu colegio pues da la casualidad que tengo el encargo de un Santo Tomás.

 

 

            La respuesta de Miguel es la primera carta suya que he podido encontrar entre la documentación de Pablo Serrano:

 

1-5-59

 

            Amigo Serrano: recibí tu carta, que como siempre que viene algo tuyo, me alegró enormemente.

            Del asunto del monumento a Goya, mi hermano habló con Claramunt (hijo) que es uno de los «mandamases» en este asunto (su padre es el presidente del Consejo de Banco Zaragozano) y dijo que no habría ningún inconveniente en cosas modernas y dio toda serie de facilidades verbales.

            Mi impresión es que este premio debe estar en principio dirigido hacia algún arquitecto.

            Ha salido potente y te envío unos recortes para que te enteres.

            Creo que debes presentarte, por encima de todo, tienes muy buen ambiente; eso sí, deberías echar mano de tus amistades oficiales: Zubiri, Gobernador, Solano, Serrano Montalvo, etc., etc.

            Yo por mi parte haré todo lo posible junto a los Claramunt (mi hermano es amigo del hijo).

            Hablé con el crítico Torralba, que está de profesor en mi colegio y me dijo que hay un viejo proyecto arrinconado, obra del arquitecto Páramo y con esculturas del fallecido Bueno; y que, en tiempos, se había hablado de ti, para reemplazar a este escultor. ¿Sabes tú algo de eso?

            Puedes ponerte en contacto con este arquitecto, si te interesa. Esperamos algo bueno de ti

 

                        Un abrazo

 

                                                           Miguel[11]

 

 

            El asunto, en efecto, había ocupado bastante espacio en los periódicos zaragozanos durante los días del mes de abril. Heraldo de Aragón, por ejemplo, recogió diferentes opiniones y documentos al respecto los días 21, 23 y 29 de abril. Pablo Serrano concurrió finalmente al concurso con un proyecto elaborado con el arquitecto Miguel Fisac, con quien venía colaborando al igual que con otros arquitectos, buscando una convergencia de artes.[12] Pero las noticias de las dificultades que iba a encontrar no tardaron en llegar tal como le contaba a Miguel en junio:

 

            [Pablo Serrano Aguilar]

 

Madrid 27 de Junio de 1959

 

Querido Miguel:

 

            Estamos terminando con el proyecto, es sencillo, pero creo de interés y que si tenemos suerte de que esos nos lo den, puede mejorarse en detalles interesantes. Por la memoria, si te animas a leerla (supongo todo se expondrá) creo te gustará.

            Pero da la mala pata, que han nombrado de jurado a un gran enemigo personal mío, que es el viejo escultor Comendador, quien me ha atacado públicamente y yo le he combatido a las manifestaciones que se permitió publicar en un diario, diciendo «el arte abstracto es arte de mediocres, etc.»… es vengativo, y sé que aprovechará cualquier cosa para denigrarme.[13]

            En fin, aunque no ganáramos el Arquitecto Miguel Fisac y yo, el trabajo, creo haber cumplido como buen aragonés a esta llamada de honrar a nuestro gran Goya. Él en vida, también sufrió. Ya me dirás, si te gusta el detalle de su cabeza y su boceto de la figura, que está creada dentro de una gran unidad de forma compacta.

            Esta figura calculamos que sería de tres metros y medio en bronce y surge como un pequeño montículo de tierra árida. Sus manos y cabeza, fuertemente expresivas, en su izquierda la paleta, todo él en actitud de avance.

            Un dado o cubo recuerda la pureza de las formas geométricas y sobre él y en bronce, una forma que recordará sus pinturas de brujas y aquelarres, las pinturas negras que le dieron fama universal. El Dado, está sobre un pequeño estanque de agua y esta agua en colores cambiantes de noche, surgirá como en ebullición, no tranquila, sino a borbotones, eso es todo.[14]

 

 

            Se enfrentaban dos maneras de entender el arte escultórico y se cruzaban intereses bien diversos. Los peores augurios se cumplieron cuando se falló el concurso dejándolo desierto y se le adjudicó la realización del monumento al escultor catalán Federico Marés, quien ya había trabajado antes para el Banco Zaragozano en su sede madrileña. Tanto la elección como después el monumento cuando se inauguró el 8 de octubre de 1960 suscitaron cierta polémica en la ciudad. En el acto de inauguración, el presidente del Banco Zaragozano, Gumersindo Claramunt Pastor, hizo entrega del monumento al alcalde de la ciudad, el señor Gómez Laguna. Un poco después era proclamada reina de las fiestas la hija del señor Claramunt.

            Miguel le escribió irritado una expresiva tarjeta a Pablo, solidarizándose con él, pero no quedándose en la mera lamentación sino disponiéndose a reparar en la medida de sus fuerzas la injusticia cometida con el amigo:

 

[Miguel Labordeta]  20-11-59

 

            Amigo Serrano: con lo del monumento a Goya se te ha hecho una verdadera «marranada» propia de los cretinos que han organizado todo esto.

            Voy a publicar un boletín literario, y Torralba va a hablar de ti, como te mereces, como el primer escultor de España y de muchos sitios más: en otros artículos hablaré también de los del Paso, etc.

            ¿Serás tan amable de enviarme dibujos tuyos o fotografías de esas tuyas? Si además me envías algún escrito sobre arte, etc. mejor que mejor.

            Quiero pues tu colaboración, que en tu tierra no todos son unos matracos, como los del Banco y tal.

            Un abrazo

 

                        Miguel

 

            Miguel Labordeta estaba madurando la idea de crear su propia revista, que acabaría dando lugar a Despacho literario, publicada no mucho después y en la que el escultor turolense tuvo un lugar relevante. Serrano contestó agradecido el gesto del amigo que se proponía además reivindicar su nombre entre sus paisanos:

 

Querido Miguel:

            Me han conmovido tus palabras y te agradezco los ofrecimientos.

            Solamente así, en solidaridad se afianza la amistad.

            Te enviaré fotos de las últimas obras y planteamientos en los que estoy.

            Primero es mejor aceptar el ofrecimiento de Torralba a quien desde ya le agradezco su amabilidad.

            Que ese boletín sea todo un hecho.

            Un abrazo

 

                                   Pablo

 

                                                                       2-XII-59[15]

 

            No faltó tampoco este año la felicitación navideña de Pablo Serrano a Miguel; a la vez que respondía a la petición de uno de sus clichés fotográficos, le decía:

 

[PABLO SERRANO]

 

            Querido Miguel: recibí tu tarjeta. ¿Quieres decirme que cliché es el que quieres de mi retrato? ¿El que está en el libro tan grande? Me parece excesivo.

            Contéstame enseguida porque creo que tendré que salir de viaje muy pronto.

            Un abrazo

 

                                   Pablo

 

            Feliz año 60[16]

 

            Las siguientes cartas tienen que ver con la puesta en marcha de Despacho literario, para la que le pidió más clichés fotográficos para ilustrar los artículos sobre su escultura, que incluyó en su primer número.  Serrano se los envió pronto:

 

[PABLO SERRANO AGUILAR]

 

Querido Miguel,

 

            Hoy mismo te envío los clichés que me pides. Te ruego una vez los hayas usado, el que me los devuelvas.

            La dirección de Cirlot, es Herzegovina, 33. Barcelona, 6.

            Con él estoy trabajando y me sigue los pasos admirablemente. Ha escrito un artículo para Papeles de Son Armadans que es la continuación y resumen de lo escrito hasta la fecha.

            Creo que esto sí podrías darlo. Sin que estorve [sic] tu idea.

            En fin, haces lo que quieras, que bien hecho estará.

            He recibido carta de Cueto; me da pena su situación, la misma de siempre ¿no? Me ha pedido un dibujo para venderlo. ¿Crees que debo enviárselo? Yo con mucho gusto lo hago, pero necesito tu consejo (particular). También, el que le oriente sobre la manera de dar algún recital en América y para esto creo que no voy a poder servirle, por la sencilla razón que no veo una manera tan fácil. No dejaré sin embargo que [sic] atento por si algo fuera posible.

            Recibe un fuerte abrazo

 

                                                           Pablo

 

            No me hables «del Paso», pues mucho hice por ellos en un principio. Esto ha sido una maniobra de uno de ellos para su provecho solamente. Esta agrupación, ya no existe. Se ha deshecho por la sencilla razón que no había una determinada tendencia,  sino la defensa de unos pequeños intereses comerciales.

No creo que te convenga el nombrarlo. Ya pasó su momento. Si te refieres a algo, creo mejor que debes referirte a personas concretamente.[17]

 

            Juan Eduardo Cirlot estaba escribiendo un libro sobre la obra escultórica de Serrano, que completaron varios artículos en revistas y periódicos, entre ellos el incluido en Despacho literario, que seguramente le pidió utilizando la dirección que le proporcionó Pablo Serrano en esta carta. En cuanto al rapsoda Pío Fernández Cueto hay que recordar que sobrevivía malamente de su trabajo y recurrió con frecuencia a la solidaridad de sus amigos. Ante el descuido de Miguel, que no acusó recibo del envío de los clichés, Serrano le mandó está nota en una tarjeta:

 

Miguel:

            Dime si has recibido los clichés porque ya hace muchos días que se enviaron

 

                                                                                                          Pablo[18]

 

            En 1960, los empeños  editoriales de Miguel se centraron en impulsar su revista Despacho literario de la oficina poética internacional, que compareció, por primera vez «en Zaragoza por Tauro hacia 1960».[19] De tamaño tabloide, desde su primera página otorgó a Pablo Serrano un gran protagonismo reproduciendo una de sus esculturas de hierro. Pero sobre todo le dedicó las páginas once y doce con sendos artículos de Juan Eduardo Cirlot —«La plástica del espacio»— y Federico Torralba, «Un escultor universal». Era el acto de desagravio ante sus paisanos que el poeta le había ofrecido al escultor a raíz del fallido concurso goyesco.

            Ilustrado el primer artículo con una nueva escultura de hierro y con un dibujo, Cirlot reflexionaba sobre cómo Serrano desde 1956 venía analizando el espacio en sus esculturas, lo que dio lugar a series de dibujos y esculturas con esta problemática, logrando plasmar contrastes entre exterior-interior, la ausencia y otros importantes asuntos de alcance simbólico que constituyen el meollo de su obra de madurez.

            Federico Torralba, por su lado, reivindicaba Aragón como tierra de arte y artistas pero que debían elegir el camino de la diáspora para hacerse valer y valorar. Y en esta línea había que situar a Pablo Serrano que salió de un pueblecito aragonés, Crivillén, haciéndose un nombre en América antes de regresar, exponiendo en la Institución Fernando el Católico en 1957:

 

            Se siente contento y feliz entre los suyos, casi como un niño se entusiasma recordando a Goya, y pensando en su monumento —un monumento «goyesco» y no «goyista»— frecuenta tertulias, parientes y amigos, hace algunas obras y se marcha de su tierra con las manos vacías, un poco desalentado, empujado por el frío viento de una incierta primavera, quizás pensando no volver más.

 

            Torralba aludía así con exquisita elegancia al reciente fracaso de su proyecto de monumento a Goya, pasando a continuación a mostrar su maestría, glosando su dominio de la técnica y de las formas, incluso cuando las deformaba en sus retratos. Dominaba el escultor la realidad, transformándola. Continuaba así la mejor tradición universal aragonesa dentro la cual ubicaba su obra.

            Serrano se encontró con la grata sorpresa de este homenaje unos meses después cuando volvió de un viaje a Italia y pudo leer este número de la revista que le impactó de veras en lo más hondo:

 

[PABLO SERRANO]

 

Querido Miguel:

 

            A mi regreso de ITALIA (Venecia) me encuentro con tu «tridimensional» DESPACHO LITERARIO.— ¡Formidable! Pero ha debido ser un impacto como el «SPUKNIK» en la calcinada ZARAGOZA que por tus desvelos volverá a ser AUGUSTA.

            A Federico, mi reconocido sonrojo por su artículo. Que cuando venga a Madrid, me llame.

            Envíame si es posible a pagar 5 ejemplares.— Envía a la librería BUCHOLZ – Av. Calvo Sotelo, 3

 

            Recibe un fuerte abrazo

 

                                                           Pablo

 

                                    M. 4-Julio 60[20]

 

            La vindicación del amigo largamente meditada y preparada alcanzaba así su culminación. Su queja solidaria ante lo que consideró una injusticia no se quedó en un simple lamentarse sino que llevó a cabo la promesa que le había hecho de reivindicarlo ante los zaragozanos para que comprendiera que no toda la ciudad estaba llena solamente de matracos.

            La revista Papageno, que dirigía y financiaba Julio Antonio Gómez, dedicó su segundo y último número en el invierno de 1960 a la publicación de la obra teatral de Miguel Oficina de horizonte, precedida del artículo de Julio Antonio Gómez «Un poema puesto en pie», donde mencionaba que, en contra de la opinión general,  la revista comparecía de nuevo —su primer número había sido publicado en la ya lejana primavera de 1958— y lo hacía para dar a conocer la obra «excepcional» de Miguel. Excepcional porque en ella estaba sintetizado todo su mundo:

 

            En efecto: todo el mundo fabuloso del poeta inventor, todos los hermosos galimatías absurdos o soñados —universo quimérico o real, quién sabe— están en la obra, la constituyen y a ellos habremos de remitirnos cuando deseemos conocer a uno y a otra. Miguel Labordeta, en esa Oficina Poética Internacional […], con cada uno y hasta el fin de todos sus fantasmas, es Miguel Labordeta. Miguel Labordeta es también el ángel Ángel que —al unísono con el monstruoso insecto de Kafka— desea ocupar su lugar de poeta en un mundo donde los poetas son insectos monstruosos. Miguel Labordeta, por fin, es todo ese aliento, ese inquietante e inquietado temblor del drama que, a nuestro juicio, en ninguno de sus libros anteriores logró alcanzar.

 

            Pues bien, Miguel, complacido sin duda con la cuidada edición de su drama, se la envió a Serrano y este le contestó en estos términos:

 

[PABLO SERRANO AGUILAR

 AV. DEL GENERALÍSIMO, 51 MADRID-16]

 

 

Querido Miguel:

 

            Gracias por tu envío de PAPAGENO, Oficina de Horizonte es realmente estupenda.

            La di a estudiar y leer a Josefina Pedreño, directora de Dido, y estamos viendo la forma de llevarla a la representación acá.

            Esto sería labor de el [sic] «Taller Libre de las Artes», entidad que fundé acá y que marcha muy bien entre los estudiantes.

            Josefina es una gran mujer que desea ponerse en contacto personal o por carta contigo para hablar de esta posibilidad, creo que con actores de acá.

            Ella después de esta carta te escribirá.

            Lo mejor sería que te hicieras un viaje. ¿Qué te cuesta?

 

            Señas de Josefina Pedreño

 

                                               Martínez Campo, 19

                                                           Madrid

 

            Un abrazo

 

                                   Pablo.[21]

 

            No tengo noticias de que Miguel enviara el drama y no parece que, finalmente, el teatro Dido llevara a cabo este montaje. Oficina de Horizonte debió esperar hasta 1977 para subir por segunda vez a los escenarios tras su estreno en otoño de 1955. La amistad entre Miguel Labordeta y Pablo Serrano continuó hasta la repentina muerte del primero, que le conmovió profundamente. Entretanto había establecido también una profunda amistad con su hermano José Antonio, que merece ser también recordada y contada. Serrano se sumó a los actos de despedida del amigo muerto con un poema necrológico que constituye una reivindicación inequívoca de su poesía proyectándola hacia el futuro y que bien puede servir de cierre a este breve recordatorio de su amistad: «Ya despiertan, Miguel».[22] Del poema hay al menos tres versiones en su archivo, que necesitarían ser analizadas, pero aquí transcribo tan solo la copia escrita con pluma existente en el Archivo de Miguel Labordeta y que debieron agregar sus hermanos José Antonio y Donato:

 

 

Tú, Miguel.

Bocabajo. Desde arriba.

Desde tu Oficina de Horizonte.

Desde Sumido.

¡Ahora! Empuja, desde el bronce que te vi yo desde mucho antes de esto.

Desde ti cajón de sándalo, empuja ahora.

Empiezan a oírte los sordos, los de siempre,

los hijos de….

¡Ahora! ¡Ahora! Empuja, empuja desde el otro muro.

Ya se inquietan, ya empiezan a oír tu voz antigua.

Aquella que se anudó en tu garganta y se volvió bronca.

Dales en la cabeza de sesos vacíos con tu cajón

de pino de tercera.

Desde tu oficina de carne quieta.

¡Vives! ¡Vives! Ahora estás vivo. Más que antes,

porque tú empujas fuerte.

Ahora te oyen. Vienes de morirte.

Tú, muerto, retiemblas en las manos de ellos.

Ahora despiertan, oyen.

Ya escriben en las pizarras ¡TÚ, MIGUEL!

 

                                   Pablo Serrano

 

                                                                       14/ XI / 69.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] Original en el Archivo de Miguel Labordeta (Universidad de Zaragoza), nº 28. En adelante AML.

 

 

[2] Original en AML.

Fotocopia en Archivo Pablo Serrano  (IAACC Pablo Serrano). Correspondencia Caja 1 (1956-1957, nº 2.

 

[3] Original AML: fotografía de la escultura extraída de uno de sus catálogos  y dos copias mecanografiadas del largo poema. La escultura hoy forma parte de la colección de Renfe.

 

[4] Original en AML.

 

[5] AML.

 

[6] AML.

 

[7] AML.

 

[8] Tarjeta. AML.

 

[9] AML.

 

[10] Sobre los avatares del monumento a Goya en Zaragoza, véase, Ana Ara Fernández, «Por fin un monumento a Goya en Zaragoza», Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, XCVI, 2006, pp. 35-57.

[11] Archivo Pablo Serrano  (IAACC Pablo Serrano). Correspondencia Caja 1 (1956-1957), nº 4, 1959. Con orla de luto y membrete de Santo Tomás de Aquino. En la parte superior añadía:  «Supongo tienes las bases, que salieron en los periódicos»

 

[12] Ana Ara Fernández, «Pablo Serrano: el anhelo de un arte unitario», Archivo Español de Arte, LXXX, nº 320, octubre-diciembre 2007, pp. 411-422.

 

[13] Debe referirse al escultor Enrique Pérez Comendador (1900-1981) perteneciente a la escuela sevillana de escultura, aunque de origen extremeño. De gustos complemente académicos y clásicos pasó años en Italia y fue profesor de modelado y composición escultórica en la Escuela de Bellas Artes de la Academia de san Fernando.

 

[14] AML.

[15] AML.

 

[16] AML. «Feliz año 60» escrito a pluma como la firma.

 

[17] No obstante en el AML se encuentra un manifiesto del Paso enviado por Serrano.

 

[18] AML; escrito en un sobre.

 

[19] En su página cuatro se anunciaba la colección Papageno donde figuraba ya Al oeste del lago Kiwú los gorilas se suicidaban en manadas numerosísimas, libro de poemas de Julio Antonio Gómez. Y entre los libros en preparación se contaban: Oficina de Horizonte (tragicomedia de Miguel Labordeta) y Epilírica (poemas), del mismo.

[20] AML.

 

[21] AML.

 

[22] Archivo Pablo Serrano  (IAACC Pablo Serrano). Correspondencia Caja 24, nº 34: a. Cuartilla fechada 13/XI/69 «A Miguel Labordeta» Serrano; b. Fotocopia de la anterior. c. Folio fechado el 13/XI/ 69; d. Fotocopia del folio anterior. e. Folio fechado el 14/IX/ 69 con variantes importantes. f. Fotocopia de la anterior