¿Es que falta sustancia

-y ni aliño siquiera-

a esta mañana inmensa del pardal

que ha bebido en la pila de la fuente?

 

Y es que es gorda la cosa 

-¡es que la veo!-,

la cosa del beber y de las alas,

el asunto del cielo -que es estarse

a sus anchas sin fin para pasmarnos-;

y esa otra menudencia

de los ojos que miran y descubren

que existe este mirar, y se enaltece

de agua y de gorriones.

 

Pero no lo veía, me faltaba

ponerlo en evidencia, y llegas tú,

palabra de qué amor, para mostrarme

cuánto te necesitan estos ojos

para ver más de veras, para ver

la fuente y el gorrión en su domingo.

 

¿Y era eso por fin

-por fin y por principio-, que es amor

la música que oía en la palabra,

que de amor en amor estoy de amores

elocuente y de pájaros?