En mi collage, hay una luna asombradísima

de mi presencia en la tierra todavía,

y un cascote rojo pegado a la palabra puente,

escrita con pincel sobre algo parecido a un muro.

 

¿Huelen el encierro?

 

Siempre se hace tarde en ese lugar

y nadie responde el para qué.

La oscuridad es una razón, una lógica inmutable:

está hecha de los corazones de las barajas

que usaba en mis castillos.

Bajo el negro de humo está el lobo a mi puerta

(esa puerta recortada de una foto).

Lo acariciaré en el umbral, lo miraré hasta el fondo

de sus ojos de oro inconquistable.

El miedo y la muerte no tienen su figura,

están pintados de blanconada en el rincón derecho

como símbolo de una boda en la nieve,

de la música que no se oye salvo en la inexistencia

de todos los reflejos.

 

¿Pueden tocar el dolor?

 

Es una noche sin palabras,

es tu amor distraído detrás del alambrado visible