Acerca de lo que le sucedió al galán de la mirada de nardo

durante la visita que causó a la blanca niña

por voluntad de los futuros desconocidos nadie supo,

así que la versión que aquí a la sombra acontece

tiene que pertenecer, a la fuerza del ojo, a ella o a él.

 

Sucedió al borde del lago, clásicamente,

el tren arribó hasta la misma orilla, humedad y acero,

ella peinaba sus pies sobre el rail,

piedra que te quedarás para siempre

y la ondita crecía sobre el agua.

 

El hígado del joven descendió envuelto en un traje rayado

del vagón de primera, todavía,

lo que no era en él sorpresa, era en el pasado maletas.

 

Ni pensar que ella se alejaría del rail

ni pensar que él se descalzara,

el cuero de los botines recorrió el universo

de los pies de la que siempre había sido ya su amada,

le anduvo sin descanso, ella se abandonó,

los empleados de la línea del ferrocarril lloraron,

lloraron más intensamente que si la máquina

hubiera arrollado el cuerpo de la desgraciada.