La vida es un movimiento continuo en el que hay que superar fronteras, afrontar contratiempos y reubicarse de forma constante para adaptarse a las nuevas situaciones que surgen. El cine de José Luis Borau se acomoda muy bien a esta reflexión, como lo fue su vida, vinculada no solo a la industria cinematográfica sino también a la literatura y a la gestión cultural, puesto que no hay que olvidar al Borau presidente de la Academia del Cine así como de la SGAE o al académico de la Lengua que fue. El cineasta zaragozano ha sido muchas cosas y su obra, prolífica. Eso sí, no debemos tener en cuenta exclusivamente su vertiente cinematográfica, cuya filmografía como director tampoco es muy extensa, sino su amplia obra cultural, que abarca su faceta literaria como escritor y editor, al margen de su labor como guionista, sin olvidar tampoco la de productor e incluso actor.
De Borau se han publicado numerosas biografías y aproximaciones a su filmografía, las más conocidas las de Agustín Sánchez Vidal y Carlos F. Heredero, y junto a ellas otras no menos notables como la de Luis Martínez de Mingo y, una de las más recientes, el libro publicado por el Festival de Málaga en 2011 obra de José Luis Angulo y Antonio Santamarina. A la extensísima bibliografía sobre Borau hay que sumar otros proyectos editoriales que arrojan luz sobre el autor de Furtivos, como el libro catálogo de la exposición que el Festival de Cine de Huesca de 2009 acogió en torno a esta película, o el completísimo monográfico que meses antes le dedicó la revista Turia del Instituto de Estudios Turolenses en su número 89-90. Ahora se suma un nuevo volumen, José Luis Borau. La vida no da para más, de Bernardo Sánchez Salas, un proyecto que no es nuevo, sino que se remonta a hace un lustro, pero que ha atravesado por múltiples vicisitudes y que apareció por fin publicado poco antes de la muerte de Borau, convirtiéndose así, incluido su título, en el epitafio de quien ha sido una de las personalidades claves de la cultura española de las últimas décadas tanto por sus aportaciones cinematográficas como literarias, que hasta la fecha han resultado las más huérfanas de estudio. El libro de Sánchez Salas pretende cubrir ese vacío.
José Luis Borau. La vida no da para más es un libro extraño, atípico, chocante por su estructura y la disposición de su contenido, pero también porque aborda algo escasamente tratado en los trabajos sobre el cineasta, su obra narrativa escrita más allá de los guiones de sus filmes. El apartado dedicado a explorar esta faceta, bajo el epígrafe Un escritor de ida y vuelta, es por ello el más interesante de este ensayo y un complemento imprescindible dentro de los estudios realizados hasta la fecha sobre el realizador y escritor. El libro atravesó por varios contratiempos y su publicación se fue retrasando, por lo que su autor ha ido incorporando adendas y añadidos sin pretender alterar su espíritu inicial. La obra vio por fin la luz en 2012 dentro de la editorial Pigmalión y con el patrocinio, además, de la Semana de Cine Experimental de Madrid, la Fundación Autor y la SGAE.
El título hace referencia a un comentario que Borau le hizo a Sánchez Salas en uno de los múltiples intercambios epistolares que mantuvieron, cuando al requerirle las respuestas a un cuestionario que le había enviado, le pidió más tiempo para hacerlo porque sus múltiples compromisos le impedían contestarlo en el acto. “La vida no da para más”, le dijo, pero en el caso de Borau, la vida le dio para mucho, para ser uno de los personajes más importantes que ha tenido la cultura española en los últimos tiempos, por lo que es de esperar, y de desear, que todavía se publiquen muchos más trabajos sobre él. En este caso su rasgo distintivo reside en abordar, entre otros aspectos, esa vertiente literaria y editora a la que ya hemos aludido, además de contener la que probablemente sean la filmografía y bibliografía más completas del autor realizadas hasta la fecha.
El libro tiene una estructura muy ligada a las experiencias vitales de su autor y a la relación que éste mantuvo con José Luis Borau, que se tradujo en la posibilidad de acceder a relatos antes de su publicación y también a conocer los dos últimos guiones que dejó sin rodar, La Pajarita de Oro y Los hermanos del Don –en colaboración este último con Rafael Azcona–. Las reflexiones que se hacen sobre estos trabajos figuran entre las aportaciones más novedosas que el lector puede encontrar. No se propone Sánchez Salas abordar en profundidad toda la obra cinematográfica de Borau, sino que busca centrarse, sobre todo, en su producción a partir de 1990, dando por suficientes las aportaciones hechas antes de esa fecha por Carlos Fernández Heredero y Agustín Sánchez Vidal. A partir de esa premisa, el autor nos traslada al universo de Borau a través de sus últimos trabajos para el cine y la televisión, con continuas miradas hacia su filmografía anterior, teniendo presente como nunca se había hecho antes su obra narrativa escrita. En medio, el lector encontrará una inusual conversación entre Borau y Sánchez Salas, tras pasar una jornada juntos en Logroño y de contenido más anecdótico que otra cosa, aunque ayuda a comprender la forma de ser del personaje. Pero lo más destacado de este peculiar trabajo son esos vínculos que el autor establece entre cine y literatura, y de qué manera unos y otros están presentes al final en toda la obra de Borau, y cómo su actividad en el cine y las múltiples facetas que ha desempeñado son el desencadenante de los libros que publicó en las dos últimas décadas. Aflora así el escritor oculto, el que se escondía tras los guiones literarios del sus filmes, objeto igualmente de publicación como si de novelas se tratara, y en algunos casos transcritos de la imagen a la palabra por el propio Borau, lo que le confiere todavía más un valor literario, como fue el caso del guión de Furtivos publicado en la revista Viridiana. Sánchez Salas indaga en ese Borau escritor que no tiene ambiciones literarias pero posee un prurito literario que ha quedado patente en libros como El caballero D’Arrast, Camisa de once varas, Navidad, horrible Navidad, y Amigo de invierno, entre otros. Lo hace, además, profundizando, interesándose por comparar ediciones, como el original de Arituyena, primer relato que se conoce de Borau, publicado en 1952 en la revista del Colegio Mayor Cerbuna de Zaragoza y reeditado en 2008, reelaborado por el cineasta y con el nuevo título de El país de Arituyena. La conclusión a la que llega Sánchez Salas es que cine y literatura van de la mano en Borau, aunque precisa que lo primero no monopoliza lo segundo pero se trasluce, según sus propias palabras, “como una especie de guía o de ‘guión’ para atravesarla, incluso –en buena medida– sustanciarla y abrazarla”.- FRANCISCO JAVIER MILLÁN.
Bernardo Sánchez Salas, José Luis Borau, La vida no da para más, Pigmalión y Semana de Cine Experimental de Madrid, Madrid, 2012.