La Tierra es una cabeza que gira. La luz deja paso al sonido y la música de las esferas se hace a un lado ante el murmullo del cosmos. El espacio-tiempo es un contorsionista que escribe poesía, y la relatividad concede entrevistas y dice que se ve más absoluta al espejo. Fue dicho: dos agujeros forman una palanca de la que sale masa energizada. Cien años después, los físicos proclaman sin inmutarse que la coyunda de dos regiones negras del espacio es el suceso más luminoso de la creación.

- El 12 de febrero se descubrieron las ondas gravitacionales. ¿Cómo lo vivió?

- … A Einstein le refutaron la formulación predictiva de la energía oscura. Los días posteriores a la rueda de prensa en que dieron a conocer la captación, más de una mañana me desperté con la idea de que murió pensando que había metido pata. Rossenblum y Kuttner, en El enigma cuántico, llegaron a ser así de afilados: tildaron de metedura de pata, “la mayor metedura de pata”, haber introducido la constante cosmológica en las ecuaciones. Resolvían que nadie podía saber la consistencia de la energía oscura, y que las especulaciones teóricas tenían una inquietante manera de enderezar las cosas. Yo nunca dudé de él. Su inteligencia era fuera de lo corriente, de una mirada te leía una página de ecuaciones. De su legado me quedo con la importancia que otorga a la intuición. Hay que fiarse de la intuición y luego, si puedes, demostrarla.

- Entonces él aplicaba, al método científico, un método poético.

- Hasta tal punto que en un aniversario de Max Planck, en la Sociedad Física de Berlín, leyó un discurso que, todo él, era un poema. Arrancaba: “En el templo de la ciencia hay muchos tabernáculos, si un ángel del Señor llegara (…) ”. Mantiene el tono hasta el final.

- Estas ondas permitirán estudiar objetos invisibles hasta ahora, especialmente los agujeros negros. Es decir, objetos que eran sólo invisibles a nosotros. ¿La realidad es intrínsecamente misteriosa o nosotros extraordinariamente limitados?

- Somos limitados, eso es evidente. Nuestros ojos no son aceleradores de partículas. Podemos captar la realidad, difícilmente confirmar las especulaciones más atrevidas; al menos, a corto plazo. Una comprobación puede llevar décadas. Nosotros vemos siete colores que no son siete, y hay animales que, ante una misma materia violeta, distinguen cinco variantes.

- Los esquimales sí leen varios blancos en el blanco.

- Serán un poco animales… las posibilidades de cada ser son distintas y la manera de estudiar a partir de ellas pasa por la ciencia… Debemos confiar en ella. Lo que ocurre es que, debido a que no disponemos de acceso directo a lo real, el primer paso es echar mano de la intuición, que es la que nos acerca al descubrimiento.

 

“Debemos cuestionarnos a nosotros mismos”

- Pero… ¿el misterio existe o es un modo de llamar a nuestro corto alcance? ¿El misterio lo ponemos nosotros como Hearst la guerra?

- Debemos cuestionarlo todo al ser limitados. Cuestionarnos a nosotros mismos. Está bien cuestionar el misterio, yo noto que usted cree en él… ¿Qué es?: aquello que no se nos hace accesible de manera inmediata... pero lo real no se agota en lo que percibimos, eso también está claro. Siempre hay puntos de horizonte que parecen inalcanzables y nosotros, en tanto que pensantes y sintientes, tendemos, o debemos tender, justamente a ellos: a lo que no logramos ver, y a pesar de que no logremos verlo. Porque lo visible no nos necesita. Lo visible es obvio. Esa tendencia a lo desconocido podríamos llamarla misterio. Ergo, mientras haya tendencia y haya desconocido, habrá misterio. Sí, existe.

- Los libros son instrumentos al servicio del misterio.

-Desde siempre. Ahora estoy revisando el tema de las primeras poetas en lengua castellana. Tenemos a sor Juana Inés de la Cruz, segunda mitad del siglo XVII. Ella escribe un libro, Primero sueño, formado por solo un poema. En él parte de la tradición de los viajes celestes en pos del conocimiento. El primero, el ‘Sueño de Escipión’, de Cicerón, consta en De re publica, libro sexto. Se basa en el mito de Er, citado por Platón en La república, donde salen el Huso y las sirenas. En esta propuesta astronómica, Escipión Emiliano cae en un sueño donde se le aparece su abuelo El Africano, quien le conduce por el universo y explica qué son el alma, la creación, la eternidad… Sor Juana, parte de estos antecedentes. Otorga atención a Athanasius Kircher, que en Iter extaticum coeleste sitúa un guía que me llama mucho la atención, Cosmiel. Lo define como un ser bello y a la vez terrible… ¡que es lo que luego dirá Rilke del ángel...!

- … viene de ahí.

- Sin duda Rilke conocía el Iter extaticum y la idea del ser alado como algo bello y terrible, capaz de encarnar la transformación de lo invisible a lo visible. Cosmiel guía a Teodidacto, y lo mismo: le lleva al cielo y, en este caso, le descubre planetas, estrellas fijas… en el punto en que estaban estudiadas, de acuerdo a la cosmología de Tycho Brahe. En esa línea están Macrobio y el Dante del ‘Paraíso’ de la Comedia. Dante acude al cielo y la guía es Beatriz.

 

“No hallar respuestas tiene apariencia de fracaso. A mí me parece totalmente positivo”

- ¿Qué especificidad aporta ella?

- Sor Juana es la más audaz: no va acompañada: lanza su alma al cielo sin guía. ¿Qué busca?: como en los demás casos, apaciguar el ansia de conocimiento y preguntarse por dios, la creación y el cosmos. ¿Qué ocurre?: no satisface sus aspiraciones, y esto es excepcional. Según Octavio Paz, y ciertamente es así, a consecuencia de ello no pierde su afán de conocimiento. No hallar respuestas tiene apariencia de fracaso, no ha faltado quien lo tome así. A mí me parece totalmente positivo.

- ¿Usted tiene algún libro interpretable desde el viaje celeste?

- Orbes del sueño (2013), de una manera abstracta. No es lo mismo, es parecido. Yo había bautizado de ese modo una serie fotográfica. ¿Qué pasó?: viajé a México, releí Primero sueño, y me di cuenta de lo que había hecho: “Estas orbes forman parte, inequívocamente, de un libro de poemas en homenaje a sor Juana”.

 

“Entre dios y el mundo siempre quedará el hombre”

- ¿… con el no-saber compartido?

- Y encantada. Lo que me mueve es el afán por saber, o sea, en realidad, lo que me mueve es el no-saber. Eso nos mantiene vivos. Es un libro importante para mí. Estaba ya metida en los libros de ciencia y mezclé autores antiguos -de Pitágoras a Platón-, y actuales -Heisenberg, Einstein, Schrödinger...-. La conclusión, al contrario que la previsible de sor Juana, es: ¡qué bien que nunca vayamos a saberlo todo! Entre dios y el mundo siempre quedará el hombre.

- En el Libro de las Alienaciones (1980) dice: “En manos no de lo desconocido / sino de lo absolutamente incognoscible”. ¿Sigue pensando que no se cumplirá el conocimiento pleno?

- Sigo pensándolo. Segura.

- No teme que el avance científico arruine conceptos como la inspiración y dejemos de lanzar el alma cual anzuelo al éter; y todo quede reducido a hormonas secretadas, neuronas e interacciones químicas…

-Volvemos a Einstein: él creía en el alma y luego decía que todo lo que vivimos depende de nuestras hormonas, de nuestras glándulas endocrinas; me hace mucha gracia, ¡vaya un atrevimiento…! [acompaña el comentario de un risa persuasiva] ¿Está estudiado lo que pasa en nuestro interior? Me gusta escuchar a Heisenberg, no entiendo todo el alemán, pero algunas cosas sí y, en una entrevista, entendí perfectamente: “La partícula es el modo en que la materia se transforma en energía”. Vale. Entonces pregunté a un amigo físico –ahora tengo dos-: “¿Podemos decir lo contrario: es el modo en que la energía se transforma en materia?”. Me dijo: “Sí, pero ten en cuenta que hablamos de energía electromagnética”, y añadió: “Y no te asustes si te digo que en el cuerpo continuamente operan estos cambios: de energía a materia y de materia a energía”.

-Respuesta científica a una pregunta intuitiva.

-…intuía que en eso consiste la vida. Y eso resulta que está sucediendo de manera constante ¡en millones de átomos! Portamos un movimiento continuo de vida y muerte. Cada siete años cambian todas las células del cuerpo. Semejante movimiento, ¿no va a ser causa de inseguridad? Si en lugar de inseguridad digo incertidumbre, queda claro el nexo que mi mente establece con el principio de Heisenberg. Sin salir del campo electromagnético, los engarces son complicadísimos.

-Y en el campo atómico más…

-Es más complejo, pero ello no elimina su existencia, sólo la convierte en misterio. Las radiaciones existen. Recibimos y emitimos sin darnos cuenta. Es sugerente. ¿Qué es la vida?... aire; ¿qué hacemos para vivir?: respiramos. Es decir, nos intercambiamos con el aire, realizamos operaciones que nos vinculan al mundo. Mi inclinación a la función de onda está más que justificada.

-… Psi

-Así se llamó el libro al principio: Psi, la letra griega que indica la función de onda. Sin más. La interconexión. Todo está conectado en el universo: ocurre algo en una zona del mundo y repercute en la estratosfera, eso también lo decía Einstein.

-¿Efecto mariposa?, ¿Teoría del Caos?

-Él lo llamaba Espeluznante acción a distancia. Al final, podemos tener captaciones y conocimiento de acontecimientos antes de que se produzcan en la razón, o sin que pasen por ella.

-Un terreno por el que se habían movido los místicos…

-… Sí…

-… Y ahí une ciencia con mística…

-… Claro, porque sabes cosas que, en realidad, no sabes.

 

“La poesía es la relación del hombre con el mundo que habita”

-Y ahí se une igualmente la poesía, que es, según ha escrito más de una vez, la relación del hombre con el mundo que habita.

-Para mí, sí.

-“Sólo en la oscuridad están los dioses”, apunta Holan; “Sólo en la oscuridad puede verse la luz”, apunta usted. ¿Hasta qué punto necesitamos del misterio en la captación del arte, o en su interiorización? Ahora sale un libro que ambiciona explicar a Oteiza… cuando Oteiza no quería ser explicado, como muchos poetas tampoco quieren aclarar su obra. Usted, sin embargo, hace acotaciones.

-Explicaciones que son insuficientes. Las doy y me gusta, pero explico hasta donde llego.

-Si pudiera entender todo lo que hace, ¿lo comunicaría?

-Probablemente, a mí misma. Al menos, lo dejaría anotado. Aunque, como dijo, Wittgenstein, “de lo que no se puede hablar, es mejor callarse”. Para poner luz sobre Oteiza has de remontarte al constructivismo ruso, ahí dispondrás de unas claves o posibilidades objetivas para explicar cómo llegó a las formas a que llegó, pero, ¿cuáles son los móviles subjetivos?: esa es la cuestión, y uno mismo la suele desconocer.

-Lo cual potencia la ambigüedad.

-Por supuesto, pero lo que más me interesa es que tú mismo puedes estar perdido. Te viene una imagen… ¿de dónde? Y, ¿qué significa? En el caso de Psi o el jardín de las delicias (2014) los poemas me asaltaron por la calle. En tres días hice las tres primeras partes y no paraba de preguntarme qué pasaba. Mezclaba la lengua de San Antonio de Padua con la incertidumbre y el gato de Schrödinger… ¡con el erotismo! Al cabo de un tiempo, insistiendo en tratar de entender qué tenía entre manos, me vino otra ráfaga de día y medio. Entonces comprendí que se me presentaba la ciencia como tentación del paraíso.

-¿Por qué sabe que es ese el tema y no una interpretación?

-Ciertamente es una interpretación, la que vi en aquel momento, pero puedo no estar equivocada.

-Afloró.

-Aflorar es un buen verbo, lleva al sicoanálisis. Al cabo de ocho meses, leyendo el epistolario entre Carl Gustav Jung y Wolfgang Pauli, caí en que el segundo le dice al primero -haciendo equivalencia entre sicología y física-: “No olvidemos que el inconsciente son todas las posibilidades de que un pensamiento tenga lugar en la mente, con lo cual equivale a la letra psi en física”… Me quedé tranquila: “¡Ahora está claro!”.

-Psi como inconsciente.

-Todo estaba en el mío. Un desencadenante lo puso en marcha y tuve la suerte de que llegó a él.

-¿Ha tenido revelaciones semejantes?

-[piensa] Pues hace no mucho, releyendo Aurora consurgens, una obra alquímica atribuida a santo Tomás de Aquino, me di cuenta de por qué imaginé en Variables ocultas (2010) a los astros bajo la tierra. Tomás de Aquino dice que los astros se hunden en ella y crean el orden primordial… ¡caramba…!, para mí crean el alfabeto. Lo mismo sin ser lo mismo. Leí esa imagen en Aurora sin duda y sin darle importancia; la tenía completamente olvidada y, pasados los años, salió.

-También dice que los rayos de luz penetran en la tierra; como abriendo paso a los astros.

-Seguramente cumplan esa función. Está hilado. Pero el concepto fuerte no es la luz, son los astros. Ellos generan las letras.

-¿No le tienta adendar los libros, explicando los cabos sueltos en las intuiciones?

-Se tienen que dar las circunstancias. Ahora me han traducido al inglés Río hacia la nada (2010) y Psi. Louis Bourne los quiere publicar juntos. “Qué cosa más descabellada”, pensé, “un libro basado en los upanishads, procedente de un viaje a la India, que arrancó en un avión volviendo de Padua; y otro científico-erótico”. Estaba en blanco. A última hora, tate, me doy cuenta de que mucho de lo que hay en el primer libro es Schrödinger, cuya presencia en el segundo es evidente. Schrödinger lo que hace, básicamente, es cuestionarse la vida. Qué es.

-Schrödinger, presente antes de lo imaginado por la razón…

-A lo mejor lo conocí antes de conocerlo. Cuando descubrí que era poeta, me pasé un año traduciendo sus versos. Me hice, para entenderle, con su biografía y los demás libros. ¿Qué pasa?: Schrödinger era un apasionado del vedanta… y a lo mejor yo me fijé en su obra por tal motivo… porque yo también lo soy desde que lo descubrí en 1973, cuando Barral publicó una selección de upanishads en Doctrinas secretas de la India. Bueno… pues no estaba tan equivocado ese traductor.

-¿El viaje a Padua guarda relación con los temas que aborda Psi?

-No. Era 2014, año de la Cristalografía. Les dio por exponer en esta ciudad los poemas de Lapidario (1988), traducidos al italiano y acompañados, cada uno, de su piedra correspondiente. Tuvo lugar en el jardín botánico más antiguo del mundo. ¡Fue una emoción…! Llevaba un libro al organizador y, nada más abrirlo, vio un meteorito. Yo desconocía que fuera experto en la materia. Se entusiasmó tanto que me mostró uno con elementos del Big Bang

 

“En el carácter humano va la perversidad del poder”

-Usted capta y libera mucha energía. En realidad, estamos rodeados por un mundo de tendencia nihilista. ¿Qué presencia tienen el lenguaje matemático y la muerte de dios en esta crisis?

-Las matemáticas están desde antes de nuestra era. Yo no creo que esas cosas tengan que ver con los desastres políticos. Pueden estar en el origen, y, evidentemente, ha habido seres negativos –Nietzsche lo fue- que han influido en la capacidad que el hombre tiene de situarse por encima del bien y del mal. Falta de creencia religiosa, desde luego, no es. En la antigüedad había creencia y crueldad: mire lo que pasaba en los conventos, la pelea entre calzados y descalzos, la Inquisición… En el carácter humano va la perversidad del poder. Ahí tenemos a Nicolás Doria: quiso dejar fuera de la Orden a Fray Jerónimo Gracián. Le restó toda autoridad, acusándolo de llevar una vida poco ajustada a la Regla. También actuó contra San Juan: se lo quitó de encima mandándolo de fraile al norte de Jaén. Y a María de San José, una de las fundadoras, la encarcela en su propio convento; la destierra y de malos tratos muere, siendo poeta excelente y luchadora en favor de las constituciones de Teresa. La otra gran discípula, Ana de Jesús, logra escapar y funda en Francia y en Bélgica. Es la destinataria del Cántico de san Juan y Fray Luis le cede sus traducciones del Cantar. Se ocupa de divulgarlas, hacen copias sus monjas y busca una publicación que no ve la luz hasta años después de muerta, en Bruselas. La persecución era feroz. Aquellos frailes no estaban poniendo la otra mejilla.

-La crueldad, al presente, se ha sofisticado de manera considerable.

-Las posibilidades de pervertir son mayores, pero el afán por el poder ha estado siempre; siempre, nefasto. La intención de dañar al enemigo en cuanto se puede no es nueva. Lo que está pasando viene, en gran medida, del apoyo al ayatolá Ruhollah Musaví Jomeini. ¿Por qué se le apoyó?: por intereses económicos estadounidenses y de Francia. Los últimos años han sido desquiciados: después de haber puesto a Sadam Husein, lo quitan, y no sólo lo quitan: lo matan; el postre son las Primaveras Árabes, calculadas para destrozar a los países de la zona, y dejarlos profundamente endeudados.

-A los primeros conflictos –las persecuciones del XVI- los trascendía una dimensión espiritual, al menos entre la gente de paz; ajena a gobiernos e instituciones. Ha citado a Nietzsche. Él decía que el alma fue inventada para despreciar al cuerpo; y el pecado, para obnubilar los instintos.

-Hay motivaciones educacionales. Una cosa es creer en un dios salvador, que protege de todo, y, si es preciso, castiga; y otra creer en el hombre.

-El hombre. Acostumbra al genérico. No participa del desdoblamiento que reclaman las feministas, el hombre y la mujer.

-Para nada. No creo en eso. Únicamente si el contexto lo aconseja, para distinguir.

-Cree en el hombre, decía.

 

“Hay gente capaz de sentir y practicar la bondad y la generosidad”

-Creo que hay gente capaz de sentir y practicar la bondad y la generosidad.

-¿Deja fuera a Nietzsche?

-¿Sabe qué me pasa?: lo encuentro tan cursi que no lo puedo leer seriamente. No puedo. Y mire que ha influido, ¿eh?, además, en dos españolas admirables de las que he sido amiga: María Zambrano, increíblemente astuta, y Rosa Chacel. Concedo que Rosa parta de Nietzsche en el querer y poder, pero es un tema anterior. Habría que visitar a Schopenhauer y, antes, a Spinoza, mucho más interesante.

-El existencialismo ha marcado el siglo XX. ¿Qué opina de Schopenhauer?

-Me interesa en la medida en que abre posibilidades a Oriente. Con él tenemos problemas de traducción. El mundo como voluntad y representación… ¿está esto bien traducido?... la palabra wille, ¿es lo que nosotros entendemos como voluntad?... No, señor… Hay que hacer un estudio -a mí me encantaría llevarlo a cabo algún día- sobre los sentidos de la palabra wille en Schopenhauer. No es reducible a voluntad. No lo es. En la representación no me he metido. Sobre la libertad de la voluntad es otro caso de sutileza constante… hay que leer con mil ojos. Encontramos a menudo libros traducidos deficientemente, que rozan la traición.

-¿La idea del autor en Europa no es homogénea?

-No lo he leído en francés, pero el alemán, a pesar de la fama que han tejido en torno a las pocas cosas que de él se dicen, tiene una visión distinta. Hay un problema de palabras y otro de esquematismo, quiero decir: reducimos un autor a diez o doce tópicos –o, mejor, a dos o tres-, dejando fuera la amplitud de las ideas y los matices. Si lo lees de verdad, tela marinera.

-Heidegger.

-Me encanta el texto de Hanna Arendt ‘Heidegger, el zorro’. Se encuentra en sus Ensayos de comprensión. Él es el zorro que cae en su propia trampa. Escribía maravillosamente, justo ahora estoy leyendo su correspondencia y lo vuelvo a comprobar. No hay que engatusarse. Además de inteligente, era un pillo. Hay que precaverse ante él.

-Kierkegaard.

-Es una lectura de principios de adolescencia, como de catorce o quince años. Me queda lejos. He vuelto a Sartre y a Camus, a él no. Aunque lo disfruté.

-Cerramos paréntesis. Citaba la convulsión en los países árabes. Llevamos más de un lustro cuestionando su integración con Occidente. Usted ha traducido, entre otros, a poetas persas, afganos… y conoce el mundo musulmán, ¿cómo ve el problema?

-Es que hay mucha diversidad. En Yemen, los hombres mastican cada tarde una hierba llamada qat. Por sistema. Están idos, no del todo, es suave, pero están idos. ¿Qué impulso van a tener? No es lo mismo un yemení que un sirio. El sirio posee fuerza y cultura. Un sirio no es comparable a un iraquí; y un iraquí no digamos a un iraní -los iraníes son muy inteligentes…-. ¿Persia? La poesía de Hafez tiene un hueco en las casas junto al Corán. Sus versos podrían deducirse sagrados, siendo él un poeta con sentido del humor y fibra desacralizadora. Jordania lo es rígido y elástico al tiempo. Hay más diversidad, repito, de la que parece.

-Y, sin embargo, homogeneidad tan a menudo en la concepción invasiva y privativa de dios. Adonis, a quien usted también ha traducido, ha pasado de conminar a los árabes a repensar el islam a sugerir que su civilización está condenada a desaparecer por la violencia y el analfabetismo que engendra.

-[calla como repitiendo en su cabeza las últimas palabras] He estado en Irán varias veces. Una, invitada oficialmente, a un congreso internacional de Mística. Habría dos mil iraníes y cientos de extranjeros. No pude escuchar todas las alocuciones. Estuve dos horas sentada al lado del hermano de Alí Hoseiní Jamenei. Ni siquiera en él noté presión religiosa. No cabe hablar de disimulo, esas cosas se notan. El ayatolá ignoro cómo es, este era su hermano. El país lo dominan religiosos fundamentalistas apoyados en formas de gobierno que tienen que acabar de un momento a otro, en eso estoy de acuerdo con Adonis.

-Salió del recinto congresual, supongo.

-Sí. La esperanza viene de que el pueblo es distinto. Lo atizan y salta. Pero, en esencia, es distinto. Conocí a Ahmad Shamlú, gran poeta y hombre combativo. A la vuelta me ocupé de poner en español sus versos con ayuda de Ahmad Taheri. Lo recuerdo de continuo acompañado de jóvenes. Tradujo el Cantar y tradujo a Lorca. Me contó muchas cosas. Otras las intuí, otras las viví. Tuve contacto con más poetas iraníes, y estuve en casa de gente corriente, donde, por supuesto, se bebía, se reía… y las mujeres cantaban… Las de la embajada, cuando yo las he visto, no cantan, ¿eh? Yo las he invitado a mi casa y no cantan… Hay una mezcla de modos de vivir, sentir y comportarse.

-Llama la atención el giro operado en Egipto.

-Cualquiera que lo haya pisado a tiempo sabe que no había mujeres veladas. Ni el El Cairo ni fuera. Han surgido fruto de políticas manejadas desde el exterior, no me cabe duda. Parte de las funciones de los servicios de inteligencia a este lado se destina a estos juegos. Hace cien años, hace cincuenta y la semana pasada. Prenden un fuego y lo avivan.

-La afirmación reciente de Sartori, “el Islam es incompatible con Occidente”, ¿le parece de trazo grueso?

-[silencio, suspiro y sonrisa] Decir incompatible… Si todo evoluciona, ¿por qué el islam no?... [deja la pregunta suspendida y agrega:] Evolucionará.

-¿Es pronto?

-De todos depende. ¿Cuál es la procedencia de los movimientos que ha habido y está habiendo? ¿Quién los apoya? ¿En qué mesas se escribe el guion? ¿Quién vende armas? Ellos tienen su responsabilidad. Es fácil eludir la nuestra, amparados en su falta de desarrollo.

 

“El Islam sin espacios de libertad es del todo inviable”

-¿Y las algaradas, periódicas y muy puntuales, de magrebíes franceses de segunda y tercera generación; y las agresiones sexuales la última Nochevieja en Colonia, Alemania, a manos de, fundamentalmente, marroquíes y argelinos?

-Para esas acciones se necesita infraestructura; reunirse, comunicarse, internet. Nadie puede creer que son espontáneas. Igual estaban pagadas. No digo que lo estuvieran, digo que es imprudente opinar sobre acontecimientos de los que desconocemos casi todo. La islamofobia favorece a Daesh; según la universidad de Maryland, sólo el 0’1% de los atentados perpetrados por los fanáticos son en suelo europeo. El resto, en países árabes y musulmanes. La información de que disponemos y nada es casi lo mismo; o, por lo menos, parcial. Hay instituciones europeas, fundaciones de estudios sociales, laboratorios de ideas… cuyas motivaciones y necesidades se nos escapan. Decir esto no es ingenuo, lo ingenuo es no pensarlo. Cosa distinta es que las políticas generales desarrolladas en esos países deben cambiar. El Islam, tal y como lo conocemos, sin espacios de libertad, es del todo inviable.

 

“Holan es la escritura que más ha influido en mi vida poética”

-Vayamos a temas benignos. Hay que hablar de Holan. Su relación con él parece extraída de un mundo feérico. Cuando llega a Praga por primera vez, con la intención de conocerlo, me sorprende que le reciban por las buenas tanto el editor como el traductor, su mujer y él.

-Tenía una carta de Holan. Él me dijo que podía visitarle.

-Pero emprendió el viaje ¡a los cuatro días de recibirla!

-Conocía a una mujer checa que había sido esposa del embajador, y, al enviudar, se casó con el hermano de Ernestina de Champourcín. Ella me habló de un músico amigo suyo en Praga. No sé si le notificó mi partida o me dijo que fuera directamente a su casa. El caso es que me acogió. Recuerdo que tenía que ir todas las semanas a la policía para informar de que tenía un huésped. Ya en Praga llamé al traductor, Forbelský.

-Entiendo. Otro tema: usted acaba siendo Ofelia…

-Sí. Le diré que también Hamlet [risas].

-Ahora mismo, Ofelia, ¿le remite más a Shakespeare o a Holan? El nexo con Holan es obvio -y sorprendente-[1], pero Hamlet fue una lectura auroral, con tan solo cuatro años, comprendiendo ya el sentido de la tragedia.

-Uno conoce ciertos nombres antes de haber aprendido leer. Yo se los había oído a mis padres, junto a otros -Leslie Howard, por ejemplo- que no guardan relación. Esas referencias me llevaron, primero, a Shakespeare. Romeo y Julieta, La Tempestad, Cuento de invierno,... y Hamlet era el personaje. Tengo que decir que nunca lo interpreté desde el ámbito exclusivo de la duda. Al instante, me percaté del respeto que sentía hacia los demás, por lo que estoy próxima a la interpretación de Lacan, a quien leí, lógicamente, más tarde. Por eso, cuando me llega el libro de Holan Una noche con Hamlet, lo recibo con los brazos abiertos. ¿Qué pasa?: recibo más de lo que espero. ¿Ahora, debido a lo biográfico, lo relaciono más con Holan? No, porque los personajes siguen perteneciendo a Shakespeare, los toque quien los toque: el otro día volví a la versión [cinematográfica] de Grigori Kózintsev. Fantástica. Entre Shakespeare y Holan, el nexo es Hamlet, pero lo que a mí me interesa de Holan no son las relaciones y la mente del príncipe, que pertenecen, como digo, a Shakespeare, sino el estilo y la manera expresionista de acabar los poemas, con una imagen desveladora, o reveladora, si prefiere, que es el resultado de la ecuación. Holan es la escritura que más ha influido mi vida poética.

-Lo sigue leyendo.

-Sí, ahora estoy terminando una gran antología en la que figurarán poemas a los que no me había enfrentado en español. Es un autor difícil al que, muchas veces, ni los checos entienden.

-Usted va al concepto.

-Depende del poeta. En Holan, sí; el concepto es potente y el poema cae de pie. Como el poema es música, siempre una melodía me acompaña, pero es una suerte que el concepto ayude. No siempre pasa: Jaroslav Seifert es fundamentalmente melodía y no hay concepto en que apoyarse. El trabajo, en esos casos, aumenta.

-Es curioso, tengo entendido que es un poeta al que el propio Holan le remitió, en la creencia de que le sería fácil.

-Seguramente a un checo la obra de Seifert le parezca más asequible que la de Holan. En cualquier caso, tuvo que pasar un tiempo hasta que me abrí; luego fueron en cascada: Orten, Halas, Nezval…

-Y llegó la antología Cinco poetas checos.

-Traduje bastantes más. Cada uno requiere un acercamiento. No hay una sola manera de traducir. Seifert me parecía escurridizo no desde la lectura, sino desde la traslación al español. Fíjese lo poco contenta que quedé que rechacé el ochenta por ciento de lo que traduje.

 

“La poesía es lo que queda cuando desaparecen las palabras”

-Para Holan sólo le valió el checo. Una manera de decir que la traducción no sirve.

-He traducido novela, ensayo, reportaje; sicoanálisis, física… todo requiere, más o menos, el mismo enfoque. La traducción es efectiva. El salto al vacío llega con la poesía. Ya en tu propio idioma, no digamos traducido de uno ajeno. Yo sigo a pies juntillas la declaración que escuché al turco Fazil Hüsnü Dağlarca, en el primer simposio de poesía de Estambul, que se ha convertido en una de mis frases preferidas: “La poesía es lo que queda cuando desaparecen las palabras”. Afirmación que se puede enfocar de la siguiente otra manera: “La poesía aparece cuando todas las palabras que la componen desaparecen” -es, evidente, una refutación de Mallarmé, quien sostenía que estaba hecha de palabras-. Bueno, pues yo estoy de acuerdo con Dağlarca. No me quito la desaparición de las palabras de la cabeza. Hay que buscar ese aparente vacío, preguntarse qué hay de poesía en el poema, qué hay dentro. Has de expresarlo con palabras pero lo importante el espíritu; hacerlo presente.

-¿Sigue algún proceso?

-Borras, escribes, elaboras. No cabe trabajar a destajo. Hay lenguas próximas y distantes. Cuando empecé a traducir del persa, un amigo iraní me obligó a transcribir fonéticamente todo, y eso se quedó como costumbre. Cuatrocientos versos fonéticos. Quinientos. Los que sean. Debes conocer la lengua y su ritmo. Ese es el primer acercamiento. Luego vienen una traducción literal, otra de comunicación y una tercera poemática. Es distinta una lengua de otra, y un poeta de otro, aun dentro de la misma lengua. Holan le he dicho que siempre cae de pie, los demás no: Ahmet Hashim requiere un tratamiento; Yahya Kemal, otro; Oktay Rifat uno; Mehli Cevdet, otro; Jalal al-Din Rumi, uno; Abdolah Ansari, otro. Y así…

-¿Cuándo estuvo por última vez en Kampa? ¿Qué ha ocurrido con la casa?

-Son dos casas, a un lado y a otro del puente de Carlos. Cuando llegué, había pasado a la segunda, donde hay una placa. Los herederos son los sobrinos. La primera la compartía con Jan Werich, un actor famoso con el que le gustaba discutir, y que ocupaba el piso de arriba. Querían hacer un museo, estaban intentando comprarla.

-Arranca La voz de Ofelia (2005): “Amar siempre lo imposible, lo irrealizable, la idea… aunque la mente obliga a definir los límites de lo real”. Es cierto que once páginas adelante, enlaza esto con Orfeo y con la posibilidad de arrancar al otro de la muerte. Pero da para más. Ante este tipo de amor, en la vida, ¿teme hacer daño, a sabiendas de que lo es?

-No he pensado en ese sentido adverso. [silencio] Yo hablo de la muerte…

-Que no tiene por qué ser física. Una ruptura puede ser una muerte. Pierdes a la persona.

-Indudablemente. [nuevo silencio] Desde la vida yo propongo amar lo imposible como idea porque… el amor sólo cuando es imposible es posible. Porque no se deteriora.

-Regresa a Praga a los dos años. ¿Hubo correspondencia entretanto?

-Una postal, solamente.

-Invirtió ese tiempo en aprender checo. Aparte de una declaración de amor a la poesía de Holan, supongo que es una declaración de amor a la persona.

-Por supuesto.

-Se presentó de blanco y el editor, Justl, la comparó a una novia. Vera, su mujer, ¿no sintió celos alguna vez?

-Por lo visto sí, ya muerto Holan. Se hicieron unos actos de homenaje y alguien tradujo un texto mío en el que yo hablaba de mis visitas a Kampa, mezcladas con otras al cementerio judío donde está enterrado Jirí Orten, otro grande.

-Holan le pidió que no fuera al cementerio a verle, porque no estaría. ¿Es Orten un personaje interpuesto?

-Lo voy a pensar.

-De Orten dijo usted en algún sitio que era una especie de Rimbaud.

-No, lo dijo él mismo: “Soy un Rimbaud que no logra convertirse en Rimbaud”. Quería morir por la poesía, un asunto bastante trágico. Lo hizo a los 22 años, atropellado por una ambulancia.

-Igual se lanzó al vehículo como sacrificio.

-[sonríe] Se supone que no se lanzó, pero es verdad que deseaba morir. Tragedia sobre tragedia: no le atendieron al ser judío. Era una ambulancia alemana y era 1941.

-Entonces los celos le llegan tarde y por un simple texto.

-Esta mujer, de todos modos, empezó a estar mal: a la muerte de Holan, se transformó en un personaje de Holan: iba siempre con una maletita por la calle, de casa en casa; no quería dormir en la suya. Uno de los hogares a que acudía era de una mujer que había vivido en Cuba y en España, y volvió a Praga. Yo había trabajado con ella y las presenté. Ella me lo dijo: “¿No sabes que ahora tiene celos de ti?”. Qué curioso, ¿no?

-La experiencia de conocer a Holan y su poesía, ¿hizo surgir un amor diferente al sentido hasta entonces, y, por lo tanto, nuevo, o fue la primera vez de algo tan fuerte?

-Fue la primera vez: comprendí que el amor tenía que pasar por la escritura o por el arte. Fue un arrebato. Justamente, hubo un chico, al poco de fallecer Holan, que me vio por la calle en Praga y me recriminó: “¿Qué hace usted aquí? Si usted es de las que se mueren…”. Yo lo había pensado... pero seguí viva.

-Lo chocante es que, teniendo traducciones por todo el mundo, no las tenga en República Checa.

-Yo tampoco me lo explico, cuando desde el primer momento me acogieron. En mi segundo viaje, sin saber aún el idioma, me pidieron que hablara ante el alcalde, durante un curso de verano de la universidad Carolina, y, ¡osada, lo hice! [ríe] No quiero forzar nada. Recientemente, se han ocupado de La voz de Ofelia. Quedó el segundo mejor libro traducido del año. Ya tengo algo.

-Variables ocultas, en la antología Movimientos insomnes (2015), está muy poco presente. Siles recoge tres poemas y usted pasa de largo en el epílogo. Yo sigo pensando que es un libro importante. ¿Ha cambiado su manera de percibirlo?

-Al contrario, me sigue sorprendiendo. Y está muy bien editado. Es un ejemplo de escritura del no-saber sabiendo: al principio tenía forma de diario y mire en qué terminó. Le hizo daño el siguiente, Orbes del sueño.

-Que lo anticipa.

-Totalmente. Y Variables, a su vez, sigue Los números oscuros (2006), un libro del que nunca me acuerdo, y, cuando lo cojo para una lectura, me parece interesante. Es un movimiento en tres pasos: Números-Variables-Orbes. Una definición interior. En Orbes ya sabía lo que iba haciendo y lo que quería hacer. Fue tan bien recibido –incluso tuvo una segunda edición a los cinco meses- que desplazó a su predecesor.

-Y viene Psi.

-Que me desconcierta. Me aturde.

-Es una fusión de usted. Están los primeros libros y los últimos: lo carnal, lo espiritual, el lenguaje sorprendente, la precisión, la forma y el estilo, la carga simbólico-científica,…

-Yo creo que recoge todo debido al proceso de composición. Fue el año en que tuve que hacer la antología de Teresa de Jesús. A través de mi libro entendí a la santa.

-¿Hasta ahora no…?

-No es fácil meterse en una persona. A estas alturas he conseguido captar el sentimiento, especialmente, de Las Moradas. Escribir Psi fue tan gozoso que pensé: “Después de esto, no quiero más”, que es lo que experimentó ella: de tanta emoción os vais a querer morir. A veces me cuesta mucho llegar a una palabra; en ese libro todas vinieron solas, de la primera a la última. La inspiración de los místicos era ¡tanta materia transformada en energía! que no me extraña que se elevaran. Sentí que entendía el apoderamiento de la energía en nuestro cuerpo.

-Sin embargo, lo presentó al premio de la universidad de León casi por accidente y, asegura que, de no haberlo ganado, lo habría dejado sin publicar.

-Exacto. No me explicaba que a mis 74 años pudiera escribir un libro erótico. Me daba vergüenza.

 

“El arte vale más que el pudor”

-Con el pudor, ¿cómo se maneja?: ¿es el arte el criterio?, ¿si es artístico lo cuenta?

-Sí. El arte vale más que el pudor.

-El arte es superior a la vida.

-El arte permite contar por encima de las capacidades de la vida ordinaria.

-Su volumen de poesía erótica consta de tres títulos. ¿Lo ampliará?

-Eso me propuso el otro día Jordi Doce. A cuatro.

-¿Y por qué no a cinco, con Lapidario?

-[ríe] Lapidario no es erótico, aunque lo diga Caballero Bonald. Lapidario me gustaría reeditarlo sin compañía.

-“Toda creación es erótica”, ha dicho. ¿Por qué?: ¿porque fecunda una idea?, ¿porque la forma es sensual?,…

-Porque nace de un deseo. Todo movimiento nace de un deseo.

-Desde el primer libro, su obra está plagada de movimiento y de ondas.

-Comprenda que escribo mucho andando, cómo no va a estarlo. Al principio me guiaban mucho los pasos. Todavía lo hacen: Psi me vino caminando por la calle. El ritmo es una medida de tiempo; y el tiempo te lleva al no-tiempo. El paso mide el espacio; y el espacio te lleva al no-espacio-. Movimiento y quietud funcionan en mí.

-El tiempo, ¿puede ser voluptuoso?

-Por qué no. Mientras esperas, por ejemplo.

-La espera no se lleva.

-Saber esperar es sustancial. La gente con prisa, en realidad, no va a ninguna parte. Protagoniza un movimiento que se extingue en sí mismo. La espera sirve para irte construyendo. Haces un nido con ella. La espera es un trabajo.

-Esperar aunque no te esperen, sean persona o libro.

-[sonríe] Ya... Pero tú puedes esperar. Eso ayuda a crecer por dentro. Y a lo mejor la persona -o la obra- llega. Sin hacer falta que llegue: tú, en ese tiempo has sanado. O has tenido esperanza creadora. O has atraído algo que no buscabas. Incluso puedes estar no buscando nada. La espera forma parte del conocimiento.

-Mientras estás abierto a una cosa, permaneces cerrado a otras.

-El problema de nuestro tiempo es abrirse demasiado. A mí me pasa. Ando con una traducción del checo, otra del persa, un ensayo, una exposición de libros, siempre tonteando con un poema,… ¡y tengo que hacer la compra, la comida, y limpiar la casa!

-El que mucho abarca…

-Pues hay que apretar [ríe].

-Pero deberíamos practicar la renuncia.

-Es que si no renuncias, enloqueces. Volvemos a lo de antes: somos limitados. Y el que no quiera verlo, tiene un problema.

-La cita inicial de Psi[2] tiene que ver con esto: amar por encima de ser correspondido.

-En el fondo, la vida es un intercambio. Aunque en apariencia no seas recibido, lo serás. Las cosas vienen si estás en actitud positiva amorosa. La escritura es una apertura al mundo. Formas tu propia vida y, a la vez, trabajas la vía de encuentro con el otro, sea espacio o persona. Escribiendo, encerrado, nunca estás solo.

-En Jardín y laberinto (1990), su infancia es feliz. En las cartas cruzadas con Gamoneda adosadas a Variables ocultas califica la adolescencia de atroz.

-La muerte de mi padre desencadena un cambio total en mi vida. Yo venía de una niñez feliz. Mi madre me mandó a estudiar a Pamplona y me apartó de mi ámbito y de mis maestros –que todavía lo son-: José Manuel Blecua, Martin de Riquer y José María Valverde. No llegó a tratarse de una crisis: yo tengo un carácter bastante chulo en el fondo… Leía mucho a Dostoievski y me dije: “Yo estoy igual en Moscú que en San Petersburgo”. Esa fue mi reacción, yo soy la misma. Pero no era la misma: no es igual estar en Barcelona, y en tu casa, que en una habitación de Pamplona, con un braserito, a seis bajo cero. Y las gentes que encontrabas también eran distintas, englobo a profesores.

-¿Cuál fue la reacción?

-Escribir como loca.

-Como si fuera una herencia invisible, dice en algún sitio.

-No iba a clase. Acudía al Café Iruña a escribir -en realidad, yo empecé queriendo ser novelista. Escribía y escribía, sin enseñar el resultado-. Y me puse pasear. La ventaja de allí era que, en diez minutos, estaba en el campo. La crisis vino después, al no satisfacerme lo que hacía. Me preguntaba qué valor tenían mis poemas, y me respondía que ninguno. “No vale la pena seguir. Me gusta, pero, ¿de qué vale este esfuerzo? No estoy a la altura”. Ahí aparece Holan.

-Y a él le aparece usted -él no permitía visitas. Ni a Barral ni a Gallimard los recibió-.

-Yo poco o nada pude aportar. Él me lo dio todo: expresaba lo que yo quería y como yo quería.

-¿Estuvo en riesgo?

-La escritura no me lleva a contemplar la muerte; me llevan otras experiencias, de tipo personal, más trágicas, que conviene dejar en reposo, como un cielo detrás del cielo, que no existe ya.

-En cualquier caso, Holan y su literatura le inyectan vida.

-Sí.

-A pesar de que afirma en el Libro de las alienaciones: “Nada justificará jamás nuestra existencia”. En su caso, como en otros, el arte sí aportó sentido.

-Tenga en cuenta que Holan no era sólo un poeta. Era una forma de amor. El primer poema del libro Kampa se titula ‘Amor’[3]. Él es eso.

-El amor sí puede justificar la existencia, entonces.

-Si te encuentras en los abismos, tiene que sacarte de ellos un amor también en los abismos. El tema es sólo es posible lo imposible. La pregunta a responder: ¿aceptas lo imposible? No se trata de justificar la existencia. Es aceptarla y agarrarte. Seguir viviendo. Aparte, me di cuenta de que no podía atentar contra mí misma. Es muy violento.

-“El temor de no-ser es constante”, dice, seguramente porque, como sostiene Parménides -a quien cita-, sólo “ser es conocer” y permite lograr que el otro no sea ajeno.

-El no-ser es una negación de aspiración. Lo máximo a que podemos aspirar es la experiencia de un instante absoluto. La felicidad, al fin y al cabo.

-Entonces, ¿el no-ser cabe en la transitoriedad?

-Sí, pero es que se da en un momento que queda aislado.

-La persona que medita y contempla; un monje. ¿Atraviesa un estado de fusión con la otredad -y, por tanto, es generosa-, o lo contrario?

-[tras un silencio] Supongo que es distinto en cada uno. Nos deslizamos por el terreno de la sutileza. Las mujeres místicas encerradas eran grandes maestras y estaban en contacto con el todo. Es el mismo caso de Holan aislado. Lo que le decía antes: una persona puede estar andando y no tener ni un movimiento interior. Incluso, hay gente generosa en apariencia que no lo es.

-“La avaricia empieza en el dar”, dice Holan, en Una noche con Hamlet.

-Exacto. No es corriente dar sin esperar recibir. Lo corriente es dar y sentirse generoso, y eso ya es avaricia, una mezquindad; aparte, te estás engañando.

-Incluso puedes estar comprando a alguien.

-Claro que sí, y es otro tema. Yo tengo una naturaleza compasiva; ¡eso es peligrosísimo! Quieres ayudar a todo el mundo y la respuesta del ayudado, para no reconocer la deuda, en ocasiones pasa por apuñalarte. Y si yo ayudo no lo hago por generosidad, es que es simplemente mi naturaleza. Yo obedezco... Hay que controlar la generosidad. Me pregunto si hay que seguir con ella; creo que sí, pero con cabeza.

-Michel Onfray, en su Tratado de ateología, dice que existen “los que fantasean con el alma para no enfrentarse a lo real”, y critica “la fe que calma la razón”. ¿Cómo recibe esas posturas?

-Eso acontece, la fe religiosa simplona: rezar a dios para que arregle las cosas… pero tengamos en cuenta que el que la desarrolla cree que existe un espíritu del mal.

 

“Creo en la bondad y en la razón”

-Luego la fe puede intranquilizar.

-Seguro, porque están el mal y el pecado. Yo me encuentro lejos. Yo creo en la bondad y en la razón.  

-Para acabar: los dos sabemos que, cada vez más, se relaciona con fantasmas y muertos, ¿cómo van esas conversaciones?

-Muy bien. Crecen. Ya se verán.

-¿Quiere decir que saldrán?

-Todo se pasa al papel… la escritura es un modo de habla, y yo siempre estoy dialogando. Se ve en La blanca forma de la fuga (2015), Fundación Jorge Guillén. Yo contesto a poemas preexistentes, alguna vez de manera agresiva. Me pasó con un libro de Lévinas con el que no estaba de acuerdo. No hacía más que escribir para darle palo. Hasta que me dije: “Lo voy a dejar, a ver si en otro momento es distinto”. En realidad, uno busca el diálogo inteligente. Si no tienes a una persona inteligente al lado, vas a por un libro y dialogas con él; es lo que hago yo.

Sus respuestas complejizan las preguntas al modo en que Einstein engrandece a Pitágoras. Su voz, formada por ondas igual que su pelo, no busca despejar incógnitas, sino enredar las ecuaciones de sus versos hasta que ofrecen un zumo dulce de camino por recorrer. Su cabeza es una Tierra que gira. Antes de empujar la puerta, sonríe por última vez y añade: “Gracias por no preguntar por la Academia”.



[1]              “Holan escribió el poema ‘Una noche con Ofelia’, donde Ofelia es de Barcelona, y lo vincula a la música, el Orfeo catalán que tenía su sede en el Palau. Ofelia hace un viaje a Bohemia y conoce a Mácha. Esto lo escribió en el 72. Yo no me puse en contacto con él hasta el 74. Resulta que yo soy de Barcelona y estoy vinculada con la música por mi madre. Hice el viaje a Praga para conocerle a él. Son muchas coincidencias. Entonces, yo creo que es un tema de trasmisión de energías, estas cosas que uno no se puede explicar. El sicoanalista Jung lo llamó sincronicidad. Cosas que han sucedido y suceden, pero que la gente no se explica y yo tampoco me puedo explicar”, resume a la periodista checa Andrea Fajkusová, en una entrevista radiofónica.

[2]              “Te dieron un conejo. / Te dejaron amarlo / sin haberte explicado / que es inútil amar / lo que te ignora”. Ida Vitale

[3]              “Me gustaría tanto / verte de cara por una vez / y no depender siempre / de esa foto / (…) / ¿Oyes? Otra vez el lamento del aire / (…) / Perdona, sí, / que me cuele en tus costumbres / y me sienta capaz / de tomar así / la medida de tus pies, / cuando por fin / te duermes / en el sillón / entre papeles o entre espectros. / No sé cómo lo logras / con ese horrible viento / (…) / que a momentos asoma. / (…) / Y yo no soy una doncella / ni puedo proponerte / un futuro para proyectar… / pero me siento alegre / pues aunque sea en palabras / y sin saber quién soy / una vez me has mirado”.