Mamá amaltheus en su nube de encaje
canta y mece al pequeño pinzón recién nacido.
Su cofre azul de mar sobre las ramas y ese hijo,
ese sol, esa bengala
ardiendo entre las hojas
piqui pío la nana nanita río.
Ya crece, ya canta, ya come,
ya vuela y anochece
el pinzón pardo y rojo
es así, no hay cuidado,
una brizna de sangre
tan fresca
como el día primero de los tiempos.
¿Ahora? ¿La herida todavía?
Y el pinzón en su vuelo, sus afanes,
y mamá amaltheus
la fósil
la más vieja
renqueando en la noche primera de los mundos.
Todavía
ahí
por siempre como ayer
sangrando
más sangrando
con la herida
viva viva
manando sin parar
manando sin parar