la boca suave y mordida del tiempo
busca mis horas
se introduce en mi garganta,
alborota la serenidad de mis máscaras
la boca suave
del tiempo que va y no regresa
que hace nido en un poste telegráfico
me busca
se tiende a mis pies de estatua
escupe sopa de sobre
y niños que en otro continente muerden el hambre de un árbol
la boca pálida
sin dientes
esa madrugada que huye del brillo
que se emborracha de golpes
y mujeres que no saben subir las escaleras de una idea
me busca
esa boca
suave
del tiempo enterrado
de la memoria que lima sus uñas frente al mar
suave
la espuma del hombre
el semen que me busca
en esta cama
de hojas sin ordenar
de enanos calientes que masturban su soledad en una botella
el tiempo
el caballero que trepa por la porcelana y se hace pis
sobre las monedas
ese
busca mi piel ulcerada
intenta atrapar las serpientes que roen mis huesos
tarde
pero me busca
la boca
que cae
al suelo
que se hiere de luz
que se cansa
que se encorva
ahora
en los verbos que han de venir
sobre las bragas de un reloj
de tiernas palomas en suspenso