Enrique Vila-Matas: "Soy el que se desconoce"
La primera idea fue rechazar el proyecto. Dominique Bourgois le había pedido que volcase por escrito su relación con otra dominique: Gonzalez-Foerster. Fue al darse cuenta de que no tenía por qué abarcar la obra casi infinita de la artista cuando lo tomó en serio. Conan Doyle hizo lo demás.
Había quedado con DGF en el Museo Rodin de París. “Apuntó, o me pareció que apuntaba, que teníamos algo de Holmes y Watson. Era evidente que nos espiábamos en la distancia”.
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